Una decena de homicidios, y más de treinta en grado de tentativa, tuvieron como escenario la Región de Murcia en 2020, según datos del Ministerio del Interior. También este año aparecieron cadáveres que se buscaban desde hace tiempo, como el de 'El Rosao', vecino de Moratalla asesinado presuntamente por un grupo de narcotraficantes.

Apenas tenía 2020 unas horas cuando se producía el primero de los crímenes del año: el del joven Gabriel, acuchillado hasta la muerte por otro chico, de nombre Carlos, en una discoteca de Atalayas, en Murcia, donde ambos daban la bienvenida al año. Los homicidios se frenaban con el confinamiento, aunque regresaban después: en el mes de junio, la joven Sandra moría en su casa de San Javier después de que su propia madre incendiara su cama, «para despertarla», diría luego.

Impactó especialmente el asesinato del doctor Villegas, al que mató a cuchilladas su hijo, Héctor, en el portal de su casa de Murcia, según confesaría el propio joven cuando fue capturado en un pueblo de Albacete. Y hubo dos violencias de género mortales: Rosalía, vecina de Cartagena a la que mató su esposo a martillazos, y Salwa, vecina de Águilas a la que asesinó de un tiro su marido.

Sangre en la pista de la discotecaGabriel, víctima del primer crimen del año

en la Región, fue acuchillado por su agresor en la pista de baile del local de Atalayas donde se encontraba dando la bienvenida al recién llegado año 2020. Cristian, amigo de la víctima y testigo de su asesinato, recuerda que el agresor, de nombre Carlos, «hizo como que le quiso dar la mano» a Gabriel y entonces «le clavó el cuchillo». «Vi como él (Gabriel) vino hacia mí y me dijo: 'Me han apuñalado, Cris, me han apuñalado'». «Él caminó algo con sus propios pies, pero a mitad de la barra estaba desvaneciéndose. Lo saqué hacia afuera», rememoraba el joven Cristian.

Su madre incendió su cama «para despertarla» y la quemó viva

En junio, Sandra, vecina discapacitada de San Javier, llegó viva al hospital, pero no pudo superar las quemaduras sufridas en el incendio de su casa, donde vivía con su madre. Llamaba la atención que esta señora apenas hubiese inhalado humo. Cuando se tomó declaración a la mujer, ella misma habría confesado que prendió fuego al colchón de su hija, «para despertarla». Para hacerlo, habría empleado un mechero que llevaba encima: fumaba mucho. La detuvo la Benemérita y la llevó después al psiquiátrico, algo que fue ordenado por la jueza.

«Cargado de rabia y deprimido» cosió a puñaladas a su padre

Héctor, que presuntamente mató a su padre, el doctor Villegas, en agosto a cuchilladas en el portal de su casa de Murcia, fue sometido a un estudio sobre su salud mental y al día siguiente llevado al Juzgado de Guardia de Murcia, que decretó su ingresó en prisión provisional. En sede judicial, el sujeto admitió lo que había hecho. Alegó que se sentía «cargado de rabia» y, a la vez, «deprimido», y que, antes de irse, propinó a su progenitor puñetazos y patadas, una vez que le había apuñalado varias veces, sin que el doctor tuviese la mínima posibilidad de defenderse.

Un esquizofrénico golpea hasta la muerte con una báscula a su madre

Aguantó un mes ingresada, pero finalmente falleció en el hospital Virgen de la Arrixaca de Murcia como consecuencia del traumatismo craneoencefálico sufrido por los golpes dados con una báscula, presuntamente a manos de su hijo. El presunto autor de los hechos, J.J.O.S., de 43 años, está diagnosticado de esquizofrenia y fue ingresado en prisión el 4 de julio tras declarar en el juzgado de guardia de Murcia como presunto autor de un delito de homicidio, entronces aún en grado de tentativa que, con la muerte de la víctima, lo convertiría en consumado.

Asesina a martillazos a su mujer en Cartagena y llama a Emergencias

Rosalía, atacada brutalmente con un martillo en Cartagena a manos de su esposo, aguantó un mes y finalmente murió en el Virgen de la Arrixaca de Murcia. El agresor confeso, Juan M. G., usó un martillo para atacar brutalmente a la víctima, de 62 años. Martillo que fue recuperado en la vivienda en la que se produjeron los hechos, un tercer piso en cuya puerta aún se veían, horas después, pisadas ensangrentadas. El criminal confesó llamó a Emergencias al momento del perpetrar el ataque y esperó en la casa a la Policía. Rosalía le había comunicado que quería el divorcio.

Hallan el cadáver de su madre al volver de la playa en Águilas

Salwa fue asesinada en Águilas de un tiro. El sospechoso del crimen, su marido, acababa de salir de prisión, tras cumplir una condena por tráfico de drogas. El día del crimen, el acusado telefoneó al trabajo de su esposa para comunicar que ella se encontraba indispuesta y no podía ir. Y mandó a sus dos hijos a la playa. Fueron precisamente los menores los que encontraron el cadáver de la mujer, al regresar a su domicilio. El individuo ha perdido la custodia de los dos menores y se encuentra en prisión preventiva. Tendrá que responder por un asesinato machista.

Mata a su hermana a cuchilladas en Churra y se va a misa

Francisco, el hombre de 49 años que presuntamente mató a cuchilladas a su hermana en la pedanía murciana de Churra en agosto, se fue a oír misa en Cieza tras cometer el crimen. El vecino se presentaba el mismo día por la noche en la Comandancia de la Guardia Civil, donde preguntó por un supuesto amigo suyo, cuyo nombre no conocían en las dependencias de la Benemérita. Fue en la conversación con los agentes de la puerta cuando, de pronto, el hombre soltó que acababa de matar a su hermana. Profesionales del Instituto Armado contactaron con la Policía Nacional, cuyos investigadores fueron a por este sujeto.

Acaba con la vida de un hombre al que ni conocía en Caravaca

En julio, un joven era detenido como presunto autor del homicidio de un hombre en plena calle en Caravaca de la Cruz. Los hechos tenían lugar en la calle Simancas, en concreto en la puerta de un restaurante, cuando dos personas se enzarzaban en una pelea que acababa con uno de ellos, un hombre de 58 años, muerto a cuchilladas y tirado sobre el asfalto. Fuentes cercanas apuntaron luego que la víctima intentó mediar entre la riña de otros dos sujetos. Uno de ellos, su presunto asesino. Que ni siquiera lo conocía.