Se estima que unas 500.000 personas en toda España trabajan en el sector limpieza. La pandemia ha visibilizado una labor esencial en aquellos espacios que frecuenta la ciudadanía, como los comercios, el transporte, las oficinas, las industrias, los hospitales o las escuelas. Un buen exponente de la profesionalidad y la valentía de esta fuerza laboral es Rosa María Campuzano. Se inició en el sector con tan solo 19 años, y poco antes de ingresar en las filas de una de las empresas de referencia en el sector, Limcamar, sufrió una mala experiencia en su empleo que la llevó al paro: «Tomé la decisión de dejar el trabajo por el mal trato personal y profesional que recibí». Aunque llegó herida a su nuevo destino, la experiencia fue completamente distinta. Gestos de cortesía tan cotidianos como desear un buen día o dar las gracias significaban mucho para ella en ese momento. En Limcamar volvió a sentirse valorada.

El ambiente fue propicio para su desarrollo profesional, y, poco a poco, logró subir escalones hasta llegar a ser hoy responsable del servicio de limpieza en Ikea Murcia, en el Parque Comercial Thader, con decenas de empleados a su cargo. Para Rosa María, su prioridad es el bienestar del trabajador, «que esté bien, porque si por alguna circunstancia laboral o personal no lo está, no va a rendir, por eso trato de intermediar y encontrar una solución». Campuzano reconoce que su actitud proactiva y positiva es, de alguna forma, una consecuencia de sus difíciles inicios; ofrece lo que ella no recibió cuando comenzó, y se ha convertido así en una aliada valiosa tanto para los trabajadores como para su empresa.

Rosa María explica que su cometido también demanda una aproximación personal, y específica: «He trabajado con muchas personas, cada trabajador es un mundo y todos tenemos nuestras cosas malas y buenas, y aunque no es fácil, me siento orgullosa de poder decir que logro sacar lo mejor de cada uno de ellos».

Rosa María entiende que su forma de trabajar está dando resultados. La mejor de las pruebas es la ausencia de quejas por parte de los clientes o la empresa. «En un momento tan crítico como el actual, que tanto el cliente como la empresa estén satisfechos con el servicio que estamos ofreciendo es alentador». Ese buen resultado lo comunica a su equipo, ya que «es fundamental saber identificar y valorar el esfuerzo que hacen».

La llegada de la pandemia ha supuesto un vuelco a nuestras vidas. No hay un sector productivo donde no se hayan dejado notar las devastadoras consecuencias de la covid, pero en el de la limpieza han sido especialmente notorias.

Uno de los cambios que ha percibido Rosa María es la percepción social sobre su profesión: «Antes, la gente recibía de mala gana a los trabajadores de la limpieza, y creo que ahora nos respetan más, estamos más integrados, ahora cuando llegamos se apartan con educación y agradecen nuestro trabajo; antes no era así». Campuzano admite que el inicio de la pandemia y el posterior Estado de Alarma fueron momentos «muy complicados; me trasladé a otro centro para realizar tareas de desinfección, y se percibía el miedo, sobre todo por el desconocimiento que había en ese momento».

Si ese tiempo fue especialmente difícil para ella fue por dos razones,:«Por un lado sientes mucha responsabilidad, porque de tu trabajo depende el de otros y la salud de muchos, por lo que se intensificaron las labores y las frecuencias con la aplicación de los protocolos pertinentes; y por otro, no puedes dejar de pensar en tu familia». Con dos hijos, de 25 y 18 años, y un marido que también fue considerado un trabajador esencial, « llegabas a casa con el miedo a contagiar el virus. No fue fácil, pero poco a poco, como todos, nos hemos ido adaptando». Esta profesional recuerda que algunos compañeros no pudieron soportar la presión y decidieron dejar de trabajar superados por el miedo. Pero fueron una excepción, ya que la mayoría de los trabajadores de este sector estuvieron en la primera línea de batalla en esos primeros momentos en los que casi nada se sabía, pero todo se temía.

Sobre su sector, afirma que la pandemia ha servido para que muchos se den cuenta de que realizan una labor esencial, : «Un bar puede ofrecer muchas tapas, pero si está sucio no va a entrar nadie; la sanidad tiene su papel, nosotros el nuestro; un quirófano sin limpieza no es nada».