El alcalde de Caravaca, José Francisco García, mostraba su satisfacción por el logro de incluir a los Caballos del Vino en la lista de Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Unesco tras vivir esa jornada con gran emoción. Pone así de manifiesto su orgullo al poder participar en el encuentro en nombre de toda la ciudad.

¿Qué supone para Caravaca el nombramiento de Patrimonio Inmaterial para el Festejo de los Caballos del Vino?

Además de ser un reconocimiento a la gente del pueblo, y me refiero a la gente más humilde que siempre, con una fe inquebrantable y ha sacado los caballos a la calle con pocos recursos, pero con lo mejor que tenía. Es el reconocimiento a las raíces más profundas de un pueblo. Unas raíces que entroncan con una tradición y un ritual precioso como es el de la bendición del vino por la Vera Cruz. Supone completar y redondear la marca Caravaca, a nivel cultural, patrimonial y turístico. A partir de ahí, nos permite abrir una esperanza de futuro muy importante.

¿Cómo vivió el momento del ‘sí’ definitivo?

Con mucha tensión, ilusión, y con gran alegría. Creo que como la vivió todo el pueblo de Caravaca. Ahora te para la gente por la calle, te cuentan cómo vivieron esos momentos, y estoy convencido de que fue de igual manera. Tuve el honor de ser el alcalde en ese momento, y poder intervenir en nombre de toda Caravaca en el comité de la Unesco para dar las gracias. La verdad es que lo vivimos con una alegría inmensa.

Un nombramiento en el que se juntan muchos factores, uno de ellos el bordado.

Por la tensión del momento, por la alegría, creo que es en lo que menos se ha reparado, pero es verdad que una de las cuestiones por la cual los Caballos del Vino son Patrimonio de la Humanidad es por su bordado. Se trata de una artesanía que, creo, no está lo suficientemente valorada, y estoy convencido de que puede ser una fuente de ingreso y un nicho de empleo muy importante en nuestro municipio. Si estamos capacitados para bordar los mantos de los Caballos del Vino al nivel que se hace, estamos capacitados para bordar cualquier cosa que llegue de cualquier parte del mundo.

De hecho, se está trabajando por ese reconocimiento profesional del bordado.

Es un trabajo que está prácticamente concluido. Se va a reconocer a las bordadoras la capacitación profesional, y, a partir de ahora, lo que tenemos que hacer es formar nuevas bordadoras para crear un nuevo nicho de empleo. Que no sea lo que ha venido a ser hasta ahora, un complemento que se suele realizar en casas y que supone un complemento para el ama de casa, sino que tiene que verse como una artesanía en la que se hacen trabajos maravillosos y que están a la altura de los mejores que puede haber en el mundo. Tenemos que conseguir que el bordado sea un empleo digno y de calidad, y que genere riqueza para las familias.

¿Es una victoria de la gente humilde de Caravaca?

Siempre lo he considerado así. Ahora estamos en una sociedad más moderna, igualitaria y democratizada, pero ha sido la forma que ha tenido el pueblo llano de estar presente socialmente. Esa es la grandeza de los Caballos del Vino, yo la he entendido siempre así, y así la sigo entendiendo. Es un mundo apasionante al que me siento muy unido y representado, un mundo a veces complicado, pero muy peculiar y digno de reconocer.

Ha sido un trabajo de diez años, en el que se han involucrado todas las instituciones.

Se ha hecho largo el trabajo, por los diferentes cambios que ha habido, y por la limitación de candidaturas, cada vez es más complicado llegar al comité final. La colaboración de las instituciones ha sido fantástica, desde el Ayuntamiento, las instituciones regionales y nacionales. En la recta final ha habido una colaboración muy estrecha, intensa y compleja, porque era un fin muy complicado, pero finalmente ese trabajo ha dado sus frutos. Ahora lo pongo como ejemplo. España es un país que, cuando se une y va a por un objetivo, logra grandes resultados.

¿Cómo se puede aprovechar este nombramiento?

Hablaba antes de la gran marca que ha configurado Caravaca, en torno a un Año Santo, unas fiestas de Interés Turístico Internacionales y, ahora, un festejo de los Caballos del Vino como Patrimonio Inmaterial. Un nombramiento que ha sido recibido en toda la Región con mucha alegría y sintiéndose participes de este festejo. Ahora, a partir de esa marca, hay que construir oportunidades de empleo y de riqueza, y enfocarnos en conseguir una Caravaca que sea próspera.