La Región se despertaba este mes con una triste y desagradable noticia: alguien había hecho un butrón en la parroquia de Churra y había robado una medalla a la Virgen, como tristemente pasó ya hace dos años. Entonces, el ladrón era capturado en apenas unas horas.

Desde febrero, por otro lado, llevan en Lorquí preguntándose dónde estará la corona que un desaprensivo robó al Niño Jesús que lleva en brazos la Virgen del Rosario. Otras joyas llevan años, incluso décadas, en paradero desconocido.

Para ´rescatarlas' se creó el Equipo de Patrimonio de la Unidad Orgánica de la Policía Judicial de la Guardia Civil en la Región de Murcia. Un departamento que depende de la sección de Policía Judicial e Información de la Benemérita, cuyo jefe es el recién ascendido a teniente coronel Francisco Acosta García.

«El patrimonio cultural de naturaleza arqueológica y artística, tiene una gran demanda en la actualidad», explica Acosta, al tiempo que detalla que «la delincuencia común y organizada recurre en un gran número de ocasiones al hurto o robo de este tipo de piezas, por lo lucrativo de sus ganancias, pues en ocasiones, si se tratan de piezas únicas o exclusivas, el precio que se paga puede estar muy por encima del real».

«La sustracción de piezas de arte sacro se puede enmarcar en este tipo de actividad ilícita, dirigida bien a obtener dinero de manera rápida o bien a introducirla pacientemente en el mercado negro de obras de arte», destaca.

Agentes vinculados a la investigación de los delitos de Patrimonio Histórico, con su jefe Acosta (i).

En este sentido, «si se ha hecho bajo una planificación y existe una cierta cualificación en el delincuente, el cual en este caso suele ser paciente, la mayoría de las piezas culturales sustraídas son introducidas en ese circuito que llaman el mercado negro». «A este suelen acceder expertos ´acumuladores de piezas' (el término coleccionista no debe asemejarse a delincuente), que eligen estas ´a la carta' o por encargo, o bien, bajo la falsificación documental, se pueden sacar fuera de nuestras fronteras, e introducirlas en el circuito de subastas internacionales o tiendas de antigüedades, donde ya es prácticamente imposible, en la mayoría de las ocasiones, seguirles la pista de forma certera, o nos encontramos con legislaciones diferentes a las que aquí tenemos en materia cultural», precisa.

Francisco Acosta, que celebra la colaboración con el Archivo Diocesano de la Catedral y el Archivo General, revela que «el arte sacro es muy consumido por una gran parte de la sociedad aficionada al coleccionismo».

«Es de sobra conocido que ciertos particulares poseen grandes obras de arte de este tipo, pues si se actúa de manera legal y su adquisición así ha sido, lo reflejan en los distintos inventarios de las comunidades autónomas creados para ello, es decir, para tener un control de las piezas religiosas adquiridas de manera privada y legal. Por supuesto, no es para nada descartable, que piezas de esta catalogación y de relativa importancia estén de manera ilícita en poder de particulares, en algunos casos por desconocimiento de la ley, pero en otras aprovechando ese mercado negro que hablábamos, que se nutre de piezas sustraídas durante un gran número de años de ermitas e iglesias, o que fueron sacadas de las mismas bajo circunstancias no legales», hace hincapié.

Francisco Acosta mira una vitrina de la muestra Luchando contra el expolio.

Desde el mes de julio, en el Museo Arqueológico de Murcia se puede ver la exposición Luchando contra el expolio, «la cual está magníficamente contextualizada», elogia Acosta.

«El visitante puede ver las armas de los delitos en estos casos, o cómo queda un yacimiento que es expoliado. Podrá ver la diferencia entre piezas reales o réplicas, y así mismo disfrutará de casi mil piezas expuestas, seleccionadas entre las casi 210.000 piezas que se han recuperado en estos últimos años por la Guardia Civil en la Región, tanto arqueológicas como numismáticas», precisa.

Las piezas más preciadas: desde una estatua romana al tesoro de la Virgen

«Somos conscientes y tenemos muy presentes, muchas de las piezas que aún faltan por recuperar. El inventario de piezas desaparecidas de este tipo de arte existe, y somos conocedores del mismo», afirma Francisco Acosta.

Pergaminos extraviados

Faltan diversos pergaminos de la Alta Edad Media, que se extraviaron del Archivo de la Catedral de Murcia. Recientemente, el equipo de Acosta recuperó el Privilegio Rodado de Alfonso X, del año 1266 y que ponía límites territoriales a la Diócesis.

San Ginés de la Jara

Lamentablemente, el monasterio cartagenero ha sido expoliado en distintas ocasiones y se halla casi en ruinas. Existe una sentencia firme desde 2016, gracias a la cuál el entonces alcalde de la ciudad forzó el inicio de los trabajos de restauración del Monasterio, una sentencia que obliga a restaurar conforme al convenio que firmaron Hansa Urbana y el Ayuntamiento.

Niño Jesús de Lorquí

La Guardia Civil mantiene desde el mes de febrero abierta una investigación para tratar de dar con los responsables de robarle la corona al Niño Jesús, en brazos de la Virgen del Rosario, aunque el caso se complica al no haber cámara en la Iglesia de Santiago, donde se venera la imagen. El alcalde de la localidad, Joaquín Hernández, confirmaba esta semana a este diario que aún no ha aparecido esta pieza.

Niño de las Uvas

En septiembre de 2016 se recuperaron tres estatuas de más de 2.000 años de antigüedad en el marco de la 'operación Kairos'. Pero a las tres estatuas hay que sumar una cuarta: el Niño de las Uvas, todavía en paradero desconocido. Proceden de la villa de Los Cantos, en Bullas.

Las joyas de la Fuensanta

El famoso robo de las coronas de la Fuensanta y del Niño se produjo en 977, justo cuando se celebraban las cinco décadas de su coronación canónica. En 2018, el equipo de Patrimonio recuperaba el denominado 'Pectoral del Obispo Alguacil', cruz de oro y diamantes de la patrona de Murcia robada entonces. Un vecino de Alzira (Valencia) fue arrestado entonces por receptación y apropiación indebida.

Hallazgo casual o expolio sistemático

Sostiene Acosta que «hay que diferenciar lo que es un hallazgo aislado y casual que puede llevar a la tentación de quedarte con una pieza que acabas de encontrar en el campo, a lo que es el expolio sistemático de un yacimiento».

«Nosotros hemos investigado a grupos organizados: suelen ser autodidactas, muy formados en la materia arqueológica y legislación, y les mueve el ánimo de obtener la pieza, pero aún más el posterior beneficio económico que les reporta, con la consiguiente destrucción de los testigos mudos de nuestra historia, como son los yacimientos arqueológicos».

Tras su reciente ascenso, «llega el momento de despedirme como jefe de la Sección de Policía Judicial e Información de la Guardia Civil de la 5ª Zona». «No obstante cierro una etapa de la cual me siento muy orgulloso. He trabajado con un muy efectivo equipo de guardias civiles que disfrutan con este trabajo y donde se ha invertido un enorme trabajo de investigación, pero la satisfacción de poder poner de nuevo nuestro patrimonio cultural a disposición de los murcianos, cumple con todas las expectativas marcadas por esta unidad», declara.