El pulmón no es un órgano diseñado para que entre cualquier tipo de humo y su forma de ´quejarse' será provocando una enfermedad respiratoria. En las clases de Medicina, los neumólogos explican a sus estudiantes que la parte del cuerpo que está más expuesta no es la piel, sino los pulmones, porque todo lo que llegue a ellos pasará al torrente sanguíneo y de ahí a cualquier rincón del cuerpo.

Cada día tomamos aire unas 2.800 veces y con cada inspiración no solo inhalamos oxígeno, sino también sustancias y partículas cuyo origen se encuentra en la actividad industrial, el tráfico, la construcción o la quema de materia orgánica. Todo ello acaba empeorando nuestra salud respiratoria, sobre todo en personas con patologías previas. En plena pandemia, hemos interiorizado que medidas como el uso de la mascarilla o la distancia pueden prevenir un contagio, y cuando todo pase, los sanitarios ya piden que entendamos que para lograr que la contaminación del aire no nos afecte deberemos actuar igual. ¿Qué falta todavía para entender que este problema nos afecta a todos? Los neumólogos responden: información, educación y concienciación.

«La contaminación del aire es una causa de mortalidad prematura, ya sea por agudización de una enfermedad o por otras circunstancias. Elementos como el ozono, el dióxido de carbono o el material particulado PM 2.5 o 10 son los contaminantes más estudiados porque no solo van a producir patologías respiratorias sino también enfermedades cardiovasculares», explica la neumóloga del hospital Los Arcos del Mar Menor, Ada Luz Andreu Rodríguez, secretaria del grupo de enfermedades pulmonares intersticiales, hipertensión pulmonar y patología ambiental de la Sociedad Murciana de Patología Respiratoria.

Este año es el Año SEPAR 2020-2021 por la Calidad del Aire, Cambio Climático y Salud de la sociedad de neumólogos estatal, por ello han lanzado un decálogo de recomendaciones en donde piden el uso de las mascarillas N95 (respiradores de partículas ajustados) cuando existan niveles altos de contaminación, elegir rutas de viaje que minimicen el tráfico cercano a la carretera para evitar la exposición a la contaminación del aire, fomentar la movilidad sostenible o estar atentos a los niveles de contaminación locales.

En esto último la Sociedad Murciana de Neumología expone su descontento por la falta de medidores y controladores de la calidad del aire en la Región de Murcia, un déficit de aparatos que deja a los pacientes con patologías respiratorias con una falta de información esencial. «En personas adultas y también jóvenes con enfermedades respiratorias hay una mayor exacerbación de crisis de asma o ingresos por Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC) cuando existen niveles altos de contaminación», explica José Antonio Ros Lucas, neumólogo del hospital Virgen de la Arrixaca de Murcia y presidente de la Sociedad Murciana de Patología del Aparato Respiratorio (Somupar).

El origen, el foco contaminante más importante que se detecta en la Región, según los neumólogos, se sitúa en el tráfico de las grandes ciudades, la actividad industrial y las quemas agrícolas. Preocupa sobre todo las partículas finas en suspensión conocidas como PM 2,5 ya que aumentan el riesgo de cáncer de pulmón, provocan estrés oxidativo en las vías aéreas o daños cardiovasculares. «La contaminación del aire hoy en día se ha logrado relacionar con infartos o ictus. Con esto se sabe que el incremento partículas nocivas conlleva la aparición de determinadas enfermedades», detalla el neumólogo de la Arrixaca. «Incluso pacientes con patologías previas vemos que empeoran días después de registrarse picos altos de contaminación», añade la profesional sanitaria de Los Arcos.

Advierten los expertos que cualquier persona que apenas tenga síntomas o que no llega a padecer enfermedades respiratorias, podrían tenerlas al vivir en un entorno cuyo ambiente está continuamente sometido a las partículas más nocivas que producimos.

Los neumólogos piden elegir rutas de viaje que minimicen el tráfico cercano a la carretera para evitar la exposición a la contaminación del aire, reducir los viajes durante las horas pico y evitar retrasos en áreas de alta contaminación del aire cuando sea posible. Se debe optimizar también el estilo de conducción y el uso del vehículo, como conducir con las ventanillas cerradas en medio del tráfico, mantener los sistemas de filtración del aire del automóvil y evitar el motor inactivo.