El diario La Opinión organizó esta semana, con el patrocinio de Hidrogea y Mercadona, un encuentro para analizar el papel que juegan las empresas en la consecución de las metas del Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) 11, aquel que busca que las ciudades y las comunidades sean más inclusivas, seguras, resilientes y sostenibles. La mesa de expertos estuvo conformada por Marcos Martín, director del centro operativo Dinapsis; Ana Belén Martínez, directora regional de Relaciones Externas de Mercadona; Ana Ruiz, presidenta de Asemuplast; Juan Pedro Hernández, adjunto a Dirección General de la empresa Plasbel y Longinos Marín, director de la cátedra de RSC de la UMU.

El director de Dinapsis detalló que las ciudades generan el 75 por ciento de las emisiones y el 60 por ciento de los residuos globales, «y lo hacen ocupando sólo el 3 por ciento del territorio». En ese sentido, explica, los núcleos urbanos densos son claves no sólo para alcanzar el ODS 11, sino todos los demás. Marcos Martín explicó que Dinapsis, localizada en Cartagena, supone la continuación de la apuesta de Hidrogea y Grupo Suez por la Región de Murcia y que consiste en una red de centros tecnológicos del Grupo Suez España con el objetivo de ser «un aliado frente a los retos medioambientales del siglo XXI». La raíz de Dinapsis se remonta al año 2014, y hoy utiliza las «palancas de la innovación, las nuevas tecnologías y la colaboración público-privada» para generar datos de muy alto valor añadido que facilitan la toma de decisiones fundamentales relacionadas con los objetivos de inversión o la eficiencia operativa. Evidentemente, como centro vinculado a Hidrogea, y por tanto al servicio básico esencial que presta, se preocupa especialmente por la asequibilidad (bonos sociales, tarifas bonificas) y la accesibilidad (no sólo física, sino cognitiva o sensorial) del suministro del agua.

Para Martín, la resiliencia es un concepto clave en los trabajos que desarrollan y nombró los esfuerzos, junto con los ayuntamientos, que se realizan frente a los fenómenos meteorológicos adversos como la DANA. La reducción del impacto ambiental, mediante la eficiencia energética, la calidad del aire, o la conversión de los residuos en subproductos aprovechables, o el impulso de la biofactorías, son otras de las líneas que trabajan para «ofrecer soluciones globales ante necesidades locales»; unas áreas que se benefician de las cátedras que mantienen activas con las tres universidades de la Región.

El modelo de empresa de Mercadona es socialmente responsable y, según Ana Belén Martínez, está desarrollando «una cultura empresarial consciente de la sociedad que nos rodea». Los valores que orientan este modelo están ligados a la confianza, la responsabilidad, la transparencia, la integridad o la igualdad, «aunque queda mucho por aprender, y también mucho por hacer»

La directora regional informó que el año pasado Mercadona destinó más de 40 millones de euros a los objetivos medioambientales. Como ejemplo de estas políticas, Martínez nombró el ahorro en el transporte de 200.000 toneladas el año pasado en emisiones de CO2 a la atmósfera gracias a uno de sus ejes estratégicos, la logística eficiente.

En su primera intervención, la presidenta de la Asociación de Empresas del Sector Plástico de la Región de Murcia, Asemuplast, explicó que representa a empresas que trabajan en sectores muy diversos y reivindicó la importancia esencial del plástico, «el riego por goteo no sería posible sin el plástico, sin el que se utiliza en los invernaderos no podríamos producir productos todo el año, ni la cantidad que se requiere», afirmó. Ruiz también hizo referencia al uso del plástico en el sector hospitalario (mascarillas, guantes, batas o jeringuillas), de la construcción (aislamiento o materiales), del mobiliario de hogar (con plásticos reciclados del sector alimentación), o el textil, entre otros muchos.

La presidenta de Asemuplast explicó que se utiliza tanto porque «no hay otro material que dé las garantías sanitarias que da el plástico». Pese a todo, el propio sector está buscando alternativas, pero de momento el resto de opciones son caras y menos seguras.

Ana Ruiz también abordó la problemática de qué hacer con el plástico una vez termina su función, «con un poco de conciencia medioambiental, lo tiraríamos al contenedor amarillo, y tras una gestión de residuos especializada, los fabricantes podríamos aprovechar esa materia prima para cualquier otro producto, pero no nos llega esa materia prima». La legislación obliga a las empresas del sector a disponer de un porcentaje de materia prima reciclada «pero estamos viendo que llegará un momento en que no vamos a poder cumplir, porque no viene de vuelta». Ana Ruiz apostó por el uso de envases compatibles en todas sus capas para su correcto reciclaje. Otra de las demandas de esta asociación es la creación de un contenedor específico para el plástico, «sería el mejor regalo de Reyes que nos podrían hacer», asegura .

Por su parte, Juan Pedro Hernández, adjunto a Dirección General en Plasbel, empresa murciana líder en la fabricación de film de polietileno, compartió que la empresa es medioambientalmente sostenible «gracias al esfuerzo inversor que hemos hechos en los últimos años, con el que hemos logrado que la sostenibilidad no sólo esté en el producto, sino en el proceso productivo».

La empresa, según Hernández, está plenamente comprometida con los ODS y con la estrategia europea de plásticos y argumentó que para lograr un objetivo a largo plazo, «necesitamos la colaboración de todos los agentes económicos implicados, incluidos los ciudadanos». Por otra parte, ve necesario marcar una hoja de ruta y huir de cortoplacismos, «una estrategia sostenible en el tiempo en la que pensemos seriamente sobre las ventajas e inconvenientes que tiene cada solución».

En cuanto a los envases y los residuos, para este responsable de Plasbel la solución es la economía circular real. En este sentido destacó la importancia de una correcta planificación del ecodiseño con materiales reciclados y reciclables. «Se ha demonizado el plástico en la sociedad actual, pero no podemos sustituirlo por otro material sin valorar antes si realmente constituye una solución», afirmó.

Para que la economía circular pueda desarrollarse, se requieren infraestructuras y una maquinaria adecuadas, facilitar al ciudadano la acción de reciclar, y en definitiva, la colaboración de las administraciones públicas.

El profesor Longinos Marín amplió el debate en su primera intervención sumando el aspecto social, «en los barrios marginales de las grandes ciudades viven 800 millones de personas», con los problemas de seguridad, desigualdad y salud que esto puede provocar, entre otros. Según Marín, la España vacía conlleva una serie de problemas, «pero en la España llena también». Observó que si supiéramos gestionar bien las ciudades desde el punto de vista social, medioambiental y económico tendríamos mucho camino ganado en cuanto a la consecución de los ODS. Sostuvo que la solución es sencilla, «bastaría con que cada uno hiciera bien su trabajo» y puso de ejemplo a los invitados. Sobre las tiendas de cercanía que ofrece Mercadona, expuso que «contribuyen también a que los barrios no se despueblen y sean inseguros».

El proyecto ODSesiones de la UMU dedica cada mes a un ODS. El mes pasado estuvo dedicado al 11. Además, por el Máster de RSC de la UMU han pasado ya más de 120 estudiantes, «que están en las empresas, por lo que es un medio de sensibilización en el tejido empresarial». Marín destacó que al final, cuando se habla de ODS, siempre se termina hablando de educación y concienciación en la ciudadanía; «por eso pusimos en marcha ODSesiones». Uno de sus objetivos es que los estudiantes no pasen por la universidad sin conocer los grandes retos y problemas que tiene la humanidad, que se reconozcan como protagonistas, y no escurran el bulto ya que serán «los líderes del mañana».