La Audiencia Provincial de Segovia ha condenado a cinco años de prisión a Marino S. S., un vecino de 84 años que pidió a un amigo, murciano, asesinar a un tercero que le debía dinero en 2016, proposición que no llegó a consumarse. Fue un inspector de la Policía Nacional de Murcia el que resolvió el caso, después de que el hombre al que el octogenario quiso contratar como sicario, que nunca llegó a actuar ni pensó en llegar a agredir a nadie, contase lo que estaba pasando.

Según la sentencia, a la que ha tenido acceso Efe, la Sala considera que el procesado cometió un delito de proposición de asesinato mediante precio respecto al hombre que le debía dinero y fija la pena en cinco años, dos menos de lo que había pedido el fiscal.

El tribunal ha absuelto al procesado del mismo delito respecto a la mujer y los dos hijos de la principal víctima y por ello la pena fijada es muy inferior a los cuarenta años que pedía la acusación particular, diez por cada supuesto afectado.

La Sala considera probado que en abril de 2016 Marino S.S. entabló una relación de amistad con el regente de un bar de la localidad segoviana de Cuéllar, un hombre de origen murciano. En julio, el empresario comentó al procesado que estaba pasando por dificultades económicas y este le respondió que él también tenía problemas, pero con un conocido que le había engañado al hacer negocios y que se había quedado con su dinero, dos millones de euros.

Le manifestó su voluntad de matarlo, preguntó a su amigo cuánto le costaría que lo hiciera y este, "pensando que se trataba de una broma", dijo que 50.000 euros, según la sentencia. El 20 de julio, el condenado le entregó 5.900 euros a su amigo y, una semana después, le llevó a la localidad segoviana de Cantalejo para mostrarle la casa donde vivía la víctima y sus dos hijos y le reiteró la petición: "Le quiero muerto, cueste lo que cueste".

También le mostró en el teléfono móvil fotos de la mujer y los hijos de la víctima, le dio más dinero, en este caso 9.500 euros, y un papel con los datos personales de su objetivo. Durante la primera semana de agosto, Marino S.S. dio a su amigo murciano otros 19.500 euros, le insistió en que "lo quería muerto ya" y le especificó que debía hacerlo intentando recuperar la mayor parte del dinero, torturando a su mujer y sus hijos y, por último, matando a su supuesto deudor. El murciano vio que no se trataba de broma alguna, se fue de Segovia y, una vez en su tierra, contactó con la Policía Nacional. Así arrancó la investigación que acabó con el arresto del octogenario, que se sentaba en el banquillo y recibía recientemente la sentencia condenatoria.

Es el testimonio del murciano la principal prueba de cargo contra Marino S.S., ya que según la Sala manifestó "de modo claro y persistente" que recibió la orden del acusado de matar a otra persona y su relato durante el juicio fue "sustancialmente coincidente" con el que sostuvo durante su denuncia.

Para el tribunal existió por tanto una invitación "seria, precisa, concreta, convincente y persuasiva" por parte del condenado de matar a su víctima mediante precio, aunque el hombre al que se encargó la tarea no pensara hacerlo.

La Audiencia entiende que estas circunstancia sólo se dan en el caso del hombre que le debía dinero y no respecto a su mujer y sus hijos, aunque sí que mencionara el procesado su agrado si estos también morían o si se les hacía sufrir.

Por ello, se le considera autor de un delito de proposición de asesinato mediante precio sólo respecto a su deudor y se le absuelve del resto de delitos que tenían que ver con la mujer y los dos hijos.

Además de cinco años de prisión, a Marino S.S. le imponen la prohibición de acercarse a su víctima a una distancia inferior a 500 metros y de comunicarse con ella por un periodo de diez años, así como la obligación de pagarle 6.000 euros de indemnización por daños morales.