Un estudio del profesor de Física de la Universidad de Murcia (UMU), Antonio Guirao Piñera, advierte que podría darse un rebrote de la epidemia con fuertes efectos en enero y febrero si la flexibilización de las medidas "nos conduce de nuevo a relajar nuestro comportamiento".

En declaraciones a Europa Press, Guirao ha destacado que la evolución de la epidemia ha sido favorable tras las restricciones subsiguientes al segundo estado de alarma. "La curva de contagios atravesó un pico en la primera semana de noviembre y durante dicho mes los casos positivos y los ingresos hospitalarios fueron disminuyendo hasta salir de la grave situación que se había alcanzado", corrobora.

La combinación de todas las medidas de control, según el estudio de Guirao, ha tenido una efectividad equivalente a la que hubo durante el confinamiento domiciliario de marzo y abril. Así, el número reproductivo, que indica el ritmo de crecimiento de la epidemia, descendió tras la aplicación progresiva de las medidas de contención hasta un valor promedio de 0,7 durante noviembre.

"Este número había alcanzado un valor medio de 1,25 desde julio hasta octubre, lo que hizo crecer progresivamente los contagios y el tamaño de la epidemia", según explica Guirao, quien recuerda que un número reproductivo igual a 1 "es el límite para controlar la epidemia y, por tanto, basta con que su valor supere la unidad para que se desarrolle de nuevo".

RIESGO ALTO DE REBROTE

En este tipo de fenómenos, que crecen de forma exponencial, este profesor de Física de la UMU advierte que un pequeño cambio en la efectividad de las medidas de contención "tiene como consecuencia un efecto enorme en el crecimiento de la epidemia".

Por eso, "aunque hayamos conseguido controlarla en el último mes, la situación es muy inestable y una mínima relajación haría que el número reproductivo alcanzase de nuevo valores por encima de 1", tal y como alerta Guirao. De hecho, ha puntualizado que, en la última semana, el decrecimiento de los contagios "se ha amortiguado y el número reproductivo ha crecido respecto a los valores de noviembre".

A este respecto, señala que el levantamiento de las restricciones "es compatible con que la incidencia siga disminuyendo", pero "siempre que todos los ciudadanos sigamos acatando escrupulosamente las medidas de seguridad". Sin embargo, advierte que "existe un riesgo elevado de que aumenten los contagios si la flexibilización de las medidas nos conduce de nuevo a relajar nuestro comportamiento".

"Este riesgo se acentúa con las especiales fechas venideras", según Guirao, quien también considera importante resaltar que la situación, pese a haber sido favorable en noviembre, "está lejos de ser la idónea".

Y es que, añade, el promedio de casos diarios "está entre 150 y 200, con una incidencia similar a la de finales de agosto cuando la situación ya empezó a ser preocupante". Y la ocupación hospitalaria y los ingresos en UCI "siguen siendo altos".

De producirse un rebrote, advierte que "no partiríamos como a finales de junio con una incidencia casi nula, sino con una importante inercia de la epidemia". Además, señala que un riesgo adicional "es que a una epidemia la vemos con retraso y sólo la punta del iceberg". Y es que "en muchas ocasiones, los casos se reportan con retraso y no figuran en la contabilización diaria".

Además, Guirao ha matizado que hay una fracción importante de casos positivos asintomáticos que no llegan a detectarse y que son "motor de la epidemia sin que lo sepamos hasta más tarde". Por ello, ante estos fenómenos, cree que "debemos llevar todavía más precaución".

POSIBLES ESCENARIOS

Si la tasa de contagio se mantuviese igual de favorable que en noviembre, Guirao prevé que la curva epidémica "seguiría aplanándose y quedaría estabilizada durante enero con unos 60.000 casos en total como anunciamos en las simulaciones previas al segundo estado de alarma". Se llegaría a final de año con una incidencia acumulada (en 14 días cada 100 mil habitantes) por debajo 100.

Pero un escenario "bastante probable", a su juicio, es que flexibilización de las medidas "acarree un crecimiento de los contagios y que el reproductivo se sitúe de nuevo por encima del umbral hasta valores de 1,1 e incluso 1,2. Ello supondría, advierte, "un rebrote de la epidemia, con efectos importantes a partir de enero".

En este sentido, Guirao señala que el crecimiento sería mucho más lento que en el caso de no existir control alguno (como a principios de marzo), y por eso al principio el aumento de contagios se apreciaría lentamente. Se llegaría a final de año con 300 o incluso 400 casos diarios, acercándonos de nuevo a la incidencia de finales de noviembre.

Pero, dado el crecimiento de tipo exponencial, la aceleración del crecimiento "se manifestaría de forma grave durante enero y, sobre todo, febrero cuando se podría repetir la situación vivida en octubre, con incidencias acumuladas por encima de 700, picos de contagios próximos a los 1000 diarios y alta presión hospitalaria".

"Ese posible escenario a partir de enero podría agravarse si se suma el efecto adicional que podrían tener las fiestas navideñas", concluye Guirao en su estudio.