De un reto planteado por el Servicio Murciano de Salud y en plena pandemia nació Mask Green, la primera empresa murciana que ha logrado crear una mascarilla FFP2 con certificación oficial avalada por la Asociación de Investigación de la Industria Textil (Aitex). Una mascarilla completamente ´made in Murcia´ que se ha fabricado gracias a meses de «ensayo-error, porque nadie te enseña cómo se hace una mascarilla», explica a LA OPINIÓN Ernesto Vilches, uno de los socios y responsables del proyecto.

Vilches relata que todo comenzó por un reto del SMS: «Hace cinco meses, en pleno pico de la pandemia, el SMS nos lanzó un reto a tres empresarios que nos dedicamos a la industria textil: crear 5.000 batas para los profesionales sanitarios. Al final llegamos a entregar casi 60.000. En ese momento, nos pidieron ayuda para encontrar mascarillas FFP2 eficaces. Empezamos a mirar y nos dimos cuenta de que estábamos en disposición de montar una unidad de producción aquí en Murcia».

Y más concretamente, en Molina de Segura, donde Mask Green tiene su sede y una máquina automatizada de dieciséis metros con la que han logrado crear esta mascarilla FFP2 NR (no reutilizable) que están haciendo llegar al SMS, servicio que ya lo ha elegido como proveedor oficial de este producto. De hecho, esta semana realizó una primera entrega de 180.000 unidades «e iremos semana a semana hasta llegar a entregar un millón. Es nuestro compromiso», recalca Vilches.

La mascarilla FFP2 de Mask Green está compuesta de 5 capas de Tejido No Tejido (TNT) y ofrece una resistencia a la filtración del 97%. «Hablamos de un producto de calidad. Según los informes y el laboratorio Aitex, es una de las mejores del mercado».

Y, además, hecha ´en casa´: «Se trataba de tener unas mascarillas de calidad y de producción nacional para evitar que se pierdan cargas de productos defectuosos que llegan de fuera». Y, en principio, para quedarse en la Región, pues «los murcianos son lo primero»: «Nos están llegando empresarios de México, Colombia y Argentina a pedir ayuda, porque no tienen un sistema sanitario como el nuestro. Si podemos ayudarles, ahí estaremos, pero primero están los nuestros. Primero están los murcianos».

De hecho, aunque actualmente Mask Green abastece exclusivamente a profesionales sanitarios y a empresas, a partir del próximo año 2021 esperan poner a la venta al precio de 80 céntimos sus productos para particulares a través de su página web www.maskgreenspain.com y de Amazon, una plataforma que «hasta que no verifica que los certificados son veraces, no te dejan publicar. Una medida que han tenido que tomar porque más del 80% de los certificados que hay en el mercado son falsos», asegura Vilches, quien añade que «debemos ser de las tres o cuatro empresas de España que tiene todos los certificados completos. Lo sabemos porque solo hay un distribuidor de máquinas».

Siete días a la semana trabajando

Crear estas mascarillas de sello murciano no ha sido tarea fácil, han hecho falta cinco meses de «luchar mucho, pasar doce auditorías y los test más complicados que hay en el mercado europeo», asegura el socio de Mask Green. Además, para cumplir con los objetivos, en la sede de esta joven empresa se trabaja de seis de la mañana a diez de la noche, en dos turnos, siete días a la semana. «¿Por qué? Porque hay que hacer el trabajo para llegar a Navidad con un estocaje de un millón de mascarillas. Pero si conseguimos un millón y medio, una mascarilla por murciano, sería maravilloso», añade el socio de Mask Green, un proyecto gracias al cual se da empleo directo a 18 trabajadores murcianos (algunos en riesgo de exclusión social) e indirecto a más de 10 empresas entre proveedoras y subsidiarias. «Es gente que lo necesitaba de verdad, que estaba en paro, con cuentas embargadas... ahora gracias a Mask Green tienen trabajo», destaca Ernesto Vilches.

Cuidando el medio ambiente

Pero Mask Green no solo se preocupa de proteger a las personas y, en especial, a los sanitarios murcianos, sino que además tiene un ADN medioambiental. Por ello, sus productos y sus procesos de producción son concebidos para reducir al máximo la huella medioambiental de su actividad, dotando de una segunda vida a los materiales empleados.

Desarrollan, dentro de su Plan de RSC de gestión responsable de residuos, un servicio de recogida e higienización de producto (una vez utilizada la mascarilla o los diferentes EPI) para instituciones, hospitales y empresas. Además en Mask Green convierten sus mermas y desechos de fabricación (procedentes en un 99% del petróleo) en energía para diferentes industrias.