Del barrio de San Juan de Murcia al Instituto de Células Madre de la Universidad de Cambridge, y de ahí al espacio. Pedro Madrigal Bayonas ha labrado una prometedora carrera científica en su vida desde que terminó el grado de Ingeniería de Telecomunicaciones en la Universidad Politécnica de Cartagena en 2010 y recientemente ha logrado un importante impulso a su currículum como investigador. El Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha liderado en los últimos años un equipo europeo financiado por la Agencia Espacial Europea (ESA) para coordinar el uso del ´big data´ en la investigación biológica sobre la exploración y la colonización del espacio. El equipo utiliza la herramienta GeneLab de la NASA, que reúne información biológica de ciencias ómicas, las que atañen al genoma completo, como por ejemplo la genómica, proteómica, epigenómica, transcriptómica y metabolómica, con muestras de experimentos espaciales.

Madrigal, que desde 2013 trabaja como científico de datos en el Instituto de Células Madre de la Universidad de Cambridge y desde 2018 en su departamento de Hematología, tuvo el honor hace un año de ser invitado a participar en el grupo de análisis multi-ómicos del GeneLab de la NASA. El grupo tiene como objetivo el análisis de estas grandes bases de datos para ayudar a desvelar el efecto que produce el espacio a nivel celular y molecular en los seres vivos, «lo que será de vital importancia para la exploración espacial a distancias más lejanas que las que hasta ahora se han alcanzado», detalla el joven científico murciano, que realizó también un doctorado en Bioinformática en Polonia.

«Un grupo de investigadores europeos de GeneLab decidimos crear un equipo Space-Omics (Datos Ómicos Espaciales) y la Agencia Europea del Espacio (ESA) nos ha financiado para apoyar y potenciar la investigación con la NASA en el contexto de proyectos de biología espacial y bioinformática», explica Madrigal. El coordinador del proyecto es Raúl Herranz, investigador del CSIC en el Centro de Investigaciones Biológicas Margarita Salas (CIB-CSIC), cuyo trabajo internacional con GeneLab ha dado lugar a un paquete de resultados científicos sobre biología espacial en varios artículos que se publican simultáneamente en revistas del grupo Cell Press.

Madrigal explica que su contribución al proyecto se circunscribe al análisis de datos metagenómicos de bacterias en distintas superficies de la Estación Espacial Internacional. «Con la metagenómica se obtienen secuencias del genoma de diferentes microorganismos», concreta.

El objetivo es identificar en estos microorganismos secuencias asociadas a resistencia a antibióticos utilizando técnicas de inteligencia artificial. Esto es importante por dos motivos: primero porque la respuesta inmune de los astronautas se ve mermada en el espacio; segundo, porque las condiciones de radiación y microgravedad podrían influir en el número de mutaciones de las bacterias y en su virulencia. Estos aspectos son por tanto de vital importancia para viajes largos tripulados, por ejemplo, a Marte. «Pero esto es solo un ejemplo, y los resultados aún no han sido publicados. En la base de datos GeneLab hay también ómicas de plantas, gusanos, ratones, humanos, etc», señala el murciano.

Pedro Madrigal deja claro que el principal perfil investigador que cumple es el que lleva a cabo en el Instituto de Células Madre de Cambridge, donde trabaja con datos de distintos tipos de cáncer como los de la leucemia mieloide aguda y de linfomas de células B. «Utilizando modelos animales con ciertas mutaciones estudiamos el inicio y la evolución de estas enfermedades, e intentamos diseñar nuevos tratamientos. Además, es importante resaltar que desde hace muy poco es posible obtener información genómica (ADN), transcriptómica (expresión de genes) o epigenómica de cada célula, lo que es muy importante en cáncer ya que los tumores son muy heterogéneos.

En cuanto a proyectos futuros, a Pedro le gustaría continuar su trabajo de Cambridge y aplicar técnicas computacionales «para comprender mejor las transiciones entre estados celulares, incluyendo el cáncer», con una finalidad practica y enfocada a la clínica. «Creo que los estudios biológicos en astronautas además de ayudar a avanzar el conocimiento en medicina aeroespacial pueden informar y guiar la práctica médica en la Tierra. Pero antes va a ser necesario hacer experimentos y generar gran cantidad de datos», concluye.