Los ayuntamientos de la Región han tenido que tirar de los impuestos para poder mantener el gasto, que está sustentado sobre todo en la recaudación del IBI. El peso de la recaudación fiscal ha subido del 35% al 45% desde 2010, a pesar de que las cuentas de los consistorios murcianos no han llegado todavía a alcanzar las cifras de hace una década, según se desprende del estudio del Consejo Económico y Social (CES) realizado por la directora de la Cátedra de Hacienda Territorial de la UMU, María José Portillo. Si se suman también las tasas, como las aplicadas por la recogida de la basura, y los precios públicos, la recaudación total de los consistorios murcianos llegó a alcanzar el 62,4% en 2018, seis puntos más que la media nacional, lo que supone que los vecinos aportan casi dos de cada tres euros que gastan los ayuntamientos.

En España esta «autofinanciación» de las cuentas municipales se reduce al 56,4%.

La autora del estudio alerta de que el peso de los impuestos locales en la Región está un 4,6% por encima de la aportación media de la fiscalidad en los consistorios españoles, principalmente como consecuencia del Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI).

Según indicó la profesora de la Universidad de Murcia, el IBI aporta el 30% de la recaudación y soporta la mayor parte del gasto que pueden permitirse los consistorios de la Región, tal y como recoge en el informe titulado Presupuestos y fiscalidad local en los municipios de la Región de Murcia, situación actual y propuestas de futuro', que fue presentado este viernes dentro de los Cuadernos del CES.

Portillo destacó que la aportación de las contribuciones especiales «es muy escasa, al igual que la procedente de los precios públicos». También han caído los ingresos procedentes de la enajenación de propiedades municipales, de igual forma que han pasado a la historia los convenios urbanísticos de la época anterior al estallido de la burbuja urbanística, que tanto dinero aportaron antes de 2008.

Una de las principales conclusiones es que los ingresos municipales seguían estando en 2019 por debajo de los que se alcanzaron en 2010 y que casi la mitad de los recursos con los que se financian los ayuntamientos recae sobre los tributos directos que pagan los vecinos. La presión fiscal media en la Región se sitúa este año en 433 euros por habitante, que se supera en 13 municipios.

San Javier es la población con una mayor presión fiscal por habitante, que se sitúa en 876,3 euros por vecino para 2020. La aportación del IBI alcanza el 74,2%. No obstante, la autora del estudio precisó que al tratarse de una población costera con un elevado número de viviendas de segunda residencia, la repercusión sobre los residenes del municipio no es tan elevada.

En segundo lugar aparece Ojós, con 848 euros por habitante, debido a que es uno de los municipios con una población más reducida. El tercer puesto es para Los Alcázares, que tiene una presión fiscal de 803,1 euros por habitante, el 87% de los cuales procede del IBI. Fortuna, con 220,3 euros, es el municipio con menor recaudación per cápita.

Murcia recauda 435 euros por habitante y Cartagena, 512. Lorca, con 365, se sitúa en la banda más baja.

La Unión es el municipio que aplica el tipo más alto de la contribución urbana (0,79%), aunque San Javier, que mantiene unos valores catastrales más elevados en poblaciones costeras como La Ribera o La Manga, obtiene la mayor recaudación por el IBI.

San Javier también tiene el mayor Impuesto sobre el Incremento del Valor de los Terrenos de Naturaleza Urbana, conocido como plusvalía, con 123 euros.

El Impuesto de Circulación es más caro en Alcantarilla y Caravaca, con 143 euros por habitante, mientras que en Fortuna re reduce a 34,9. El IAE más elevado lo tiene Lorquí, con 134,3 euros por habitante, y el más barato es el de Villanueva del Río Segura, con 3 euros.