Desde Los Alcázares a Murcia en el coche familiar y desde la capital hasta Caravaca de la Cruz en autobús. Este es el recorrido que tiene que realizar todos los días el hijo de María Ángeles Soto, de 14 años y alumno del colegio de Educación Especial Ascruz, cuya residencia que atiende las 24 horas de lunes a viernes a una quincena de niños está cerrada desde el 13 de noviembre.

Desde que la Consejería de Educación suspendió el servicio de las residencias en los Centros de Educación Especial de la Región al no poderse garantizar las medidas sanitarias oportunas, han pasado ya tres semanas. Llegados a este punto, los padres de los alumnos que eran usuarios de estas residencias ya no pueden más y piden con urgencia a la Comunidad la reapertura de este servicio. En concreto, se trata de las residencias de los centros Pilar Soubrier (Lorca) y Ascruz (Caravaca de la Cruz). Ambos fueron cerrados tras detectarse un brote de contagios en el primer centro que dejó 18 personas infectadas. En el caso del segundo, se registraron tres casos positivos desde principios de noviembre hasta que se decretó el cierre.

«Nos hace muchísima falta que nos abran las residencias. Tenemos hijos con problemas muy graves que necesitan ser atendidos todo el día en estos centros», explica Amparo Jiménez, presidenta del AMPA del colegio de educación especial de Caravaca. «Está costando mucho de llevar teniendo hijos con autismo, parálisis cerebral, síndrome de Down u otras patologías que requieren de la asistencia de enfermeros o terapeutas las 24 horas».

En el caso de María Ángeles, ve inasumible mantener la ruta que realiza todos los días para que su hijo llegue a Caravaca, por lo que ya está buscando un colegio de educación especial en Cartagena para enero, si consigue una plaza libre. «Ni en La Unión ni en San Javier quedan huecos libres».

Muchos padres de estos alumnos están buscando alternativas para localizar algún colegio más cerca de casa, pero quieren la reapertura de las residencias para así tener que evitar meter a sus hijos en las aulas abiertas de colegios ordinarios, donde saben que no estarán completamente atendidos. «Los cambios para ellos son fatales, quiero evitar tener que moverlo de centro porque en el suyo está perfectamente adaptado y atendido», protesta María Ángeles.

La Consejería de Educación defiende que este cierre será efectivo hasta que la situación sanitaria y los técnicos determinen que se puede volver a dar ese servicio. «Mientras dure la suspensión se ha puesto servicio de transporte para los alumnos afectados».