El sector de la investigación en materia de acuicultura en la Región de Murcia descansa sobre tres pilares que hasta ahora han posibilitado la creación de proyectos e iniciativas cuyo objetivo se ha centrado en el seguimiento del proceso del cambio climático en el litoral de la Región. Estos tres pilares resultan ser las tres sedes que desde el año 2015 el Centro Oceanográfico de Murcia, que depende orgánicamente del Instituto Español de Oceanografía, dispone en la comunidad autónoma murciana: San Pedro del Pinatar, Mazarrón e Isla Plana (Cartagena).

Este Centro Oceanográfico de Murcia (COMU), que cuenta en la actualidad con una plantilla de aproximadamente 80 personas, de las cuales más de 20 son investigadores, doctores y becarios de investigación, y cerca de 50 se encargan de dar a apoyo a la investigación y la gestión, se encarga de desarrollar proyectos de investigación marina en áreas y líneas como son el área de Pesquerías, la de Medio Marino y Protección Ambiental, y la de Acuicultura.

Son tres las sedes que representan al COMU: el Laboratorio Marino de San Pedro del Pinatar, donde se realizan investigaciones de pesquerías y medio marino; la Planta de Cultivos Marinos de Mazarrón, donde se llevan a cabo investigaciones de acuicultura; y la Infraestructura para el Control de la Reproducción del Atún Rojo, en Isla Plana, Cartagena.

Al formar parte de un organismo superior y estatal como es el Instituto Español de Oceanografía, las funciones son comunes, destacando la investigación científica y tecnológica en oceanografía y ciencias del mar desde una perspectiva multidisciplinar, y un asesoramiento científico-tecnológico a las administraciones en cuanto a asuntos oceanográficos se refiere, especialmente a los problemas derivados de la contaminación y la explotación de los recursos.

La institución murciana encara el futuro con altibajos en cuanto a los medios necesarios disponibles que la investigación marina requiere. Las dotaciones en infraestructura que durante los últimos tiempos han ido yendo y viniendo tratan de involucrar activamente al COMU en las iniciativas científicas surgidas tanto a nivel regional como nacional e internacional en el seno de la Unión Europea, propiciando la convergencia científica en torno a propuestas interinstitucionales.

Durante los últimos meses, la actividad en el Centro Oceanográfico de Murcia ha sido intensa, centrando sus investigaciones en el estudio de uno de los grandes problemas que azota a la Región de Murcia desde hace años: el mal estado del Mar Menor. A través de un informe actualizado antes de verano, en el que se descarta la oxigenación y la apertura de golas como principales acciones de solución y se insiste en la necesidad de una restauración pasiva para la laguna salada, esta institución apuesta por la reducción de los fertilizantes usados en el Campo de Cartagena y por la utilización de filtros verdes.

Además, recientemente se ha sumado a una campaña de seguimiento, en colaboración con el Centro Oceanográfico de Baleares, de ejemplares de la nacra, un molusco al borde de la desaparición en el Mar Mediterráneo.

Hace apenas diez días se dio el visto bueno durante el Consejo de Gobierno a un convenio entre el Gobierno regional y la Secretaría de Estado de Turismo del Ministerio de Industria, Comercio y Turismo por el que se concederá una ayuda económica, entre otros, al Instituto Español de Oceanografía. La crisis que atravesaba este organismo estatal desde hace ya tiempo afectó directamente a sus sedes murcianas, al sufrir la reducción al mínimo el número de proyectos de investigación que se realizaban en el sector acuícola, en materia de contaminación o con respecto a la problemática del Mar Menor.

Afortunadamente, tras la aprobación de una subvención de 37.000 euros para el Instituto Español de Oceanografía se vuelven a activar proyectos que parecían destinados a perderse, como el de la red de seguimiento de las praderas de posidonia oceánica y el cambio climático en el litoral de la Región, proyecto que viene desarrollándose desde 2004.

Esta ayuda está financiada en un 75% por el Fondo Europeo Marítimo y de Pesca, y el restante 25% por la Comunidad Autónoma de la Región de Murcia. El proyecto, que utiliza los registros acumulados como herramienta para la gestión y ordenación del litoral murciano, aporta información para profundizar en el conocimiento acerca de las praderas de posidonia oceánica, que representan una de las comunidades biológicas de mayor importancia en el ecosistema litoral, siendo calificadas como Hábitat Natural de Interés Comunitario, cuya conservación requiere designar zonas especiales para ello.