Desde el año 2012 celebramos el Día de la Acuicultura cada 30 de noviembre con el objetivo de hacer visible este sector primario que, aun siendo imprescindible social y económicamente, es un gran desconocido para la sociedad española.

La acuicultura se define como el cultivo de peces, crustáceos, moluscos y algas en mares y ríos. Es una actividad relativamente joven si se compara con la ganadería o la agricultura, pero que comparte con ellas el nivel de relevancia para la soberanía alimentaria de España y la Unión Europea. De hecho, somos el primer país productor de acuicultura de la Unión Europea con un 25,5% de la producción total, es decir, que en 2019 se generaron 342.867 toneladas que alcanzaron un valor en su primera venta de 501 millones de euros. Las principales especies cosechadas fueron: mejillón (261.513 t), lubina (27.335 t), trucha arco iris (18.955 t) y dorada (13.521 t), según datos del Informe "La Acuicultura en España 2020" de la Asociación Empresarial de Acuicultura de España (APROMAR), la entidad más representativa del sector en el territorio nacional.

Las granjas de acuicultura están habitualmente localizadas en zonas rurales remotas, fluviales o costeras, a las que raramente llegan otros tipos de inversiones y donde la acuicultura es, a menudo, la única actividad empresarial generadora de empleo estable y de calidad. Además, ofrece un destacado porcentaje de empleo inclusivo, tanto en puestos productivos, como técnicos y directivos. Según datos de APROMAR, 18.587 personas trabajaron en acuicultura en 2019 y el empleo indirecto asociado fue de 46.467 puestos.

Las Comunidades Autónomas más productivas son Galicia, Región de Murcia, Comunidad Valenciana, Andalucía y Canarias. En concreto, la Región de Murcia ha encabezado la producción nacional de lubina con 9.181 toneladas (34% del total) y ha sido la segunda comunidad en producción de dorada con 2.906 t (21,5% del total) en 2019.

La UE es el primer y más relevante mercado mundial para los productos acuáticos. En 2019 la Unión realizó un consumo de 12,8 millones de toneladas de productos acuáticos, para lo cual importó 9,5 millones de toneladas. La autosuficiencia de productos acuáticos en la UE es de tan solo el 25,3%. España es uno de los países con mayor consumo de productos acuáticos, alrededor de 46 Kg por persona al año y, al igual que el resto de Europa, necesita importar la mayoría de productos desde otros países para cubrir la demanda.

Se hace evidente que la producción debe aumentar y la realidad es que en España tenemos los mejores ingredientes para ello: capacidad inversora, tecnología e ingeniería puntera, profesionales bien formados, buenas prácticas de cultivo, investigadores de prestigio, aguas excelentes, diversidad de especies, etc. Es importante destacar que la acuicultura es la actividad ganadera con menor huella de carbono, menor uso de agua y con el índice más bajo de conversión de alimentos.

Desafortunadamente, la acuicultura se encuentra hoy en día en una fase de estancamiento en España. Es una situación que debe resolverse cuanto antes y, más aún, teniendo en cuenta que en el mundo la acuicultura ha crecido en los últimos 20 años a un ritmo medio anual del 5,6%.

Las principales barreras a las que se enfrenta el sector acuicultor español tienen que ver con el marco legal. La acuicultura es una actividad extremadamente regulada normativamente por parte de las administraciones públicas. Esto es así básicamente por dos motivos: primero por tratarse de la producción de alimentos para las personas, y segundo por requerir del uso de agua y espacios de dominio público. Esto conlleva la obligatoria obtención de permisos, concesiones y autorizaciones cuya consecución y renovación resultan hoy tan difíciles y lentos que desincentivan la iniciativa empresarial. Este problema, ligado a incidentes como en este año 2020 son la pandemia de la covid-19 y la borrasca Gloria, y junto a otras incidencias más duradera como la imagen negativa de parte de la sociedad sobre la actividad y sus productos, están suponiendo que el sector se enfrente a serias dificultades.

Pero estas barreras no desaniman un sector que se define a sí mismo como proactivo, innovador y comprometido con la sostenibilidad del planeta. Desde la patronal APROMAR (en la que FARM está integrada) se están llevando a cabo iniciativas que aúnan a los empresarios para resolver los problemas. Entre ellas, la más importante es el Plan de Comunicación ´Acuicultura de España´ que es el primer plan nacional para dar a conocer en profundidad las virtudes de la actividad y sus productos, y que incluirá la publicación en 2021 de la primera Memoria de Sostenibilidad sectorial que expondrá con transparencia las áreas y compromisos de mejora del sector consigo mismo y la sociedad en su conjunto y que cuenta con el apoyo del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación.