Los hosteleros ciezanos salieron ayer a la calle para mostrar su malestar por la crisis que atraviesan, a pesar de que ya se les permite abrir las terrazas hasta un 75% de su capacidad. Convocados por la Asociación de Hosteleros de Cieza y cumpliendo las medidas de seguridad, se concentraron este jueves en la Esquina del Convento y recorrieron las calles más céntricas de la población para exigir a la Comunidad que les permita abrir también el interior de sus locales, aunque sea con un aforo limitado al 30%.

También la patronal de hostelería de Cartagena (Hostecar), reclama a la Comunidad que permita abrir el interior de los locales y ofrezca un plan de rescate para los alojamientos, los salones de celebraciones y el ocio nocturno, que lleva más de nueve meses de inactividad. Los hosteleros de Cartagena alertan de que muchas empresas acabarán cerrando sus establecimientos porque no tienen terraza ni posibilidades de trabajar con la llegada del frío.

A la manifestación de Cieza asistió la mayoría de los hosteleros de la localidad, así como agricultores y representantes de la corporación municipal que quisieron mostrar su apoyo al sector. Sus reivindicaciones se centran en dos puntos que consideran prioritarios: la percepción de las ayudas dispuestas por la Comunidad Autónoma de forma inmediata y que les dejen abrir el interior de los locales hasta un mínimo del 30%, «ya que sin estas medidas la supervivencia del sector se encuentra en peligro», destacó Joaquín Ramos, presidente de la Asociación de Hosteleros.

«La situación para muchos de nosotros es insostenible. Hay propietarios que no tienen los ahorros suficientes para aguantar esta situación, que se ve agravada con el inminente pago de los impuestos atrasados. Además, quien no pueda pagar esos impuestos tampoco puede optar a las ayudas, pues es requisito indispensable estar libre de deudas con la Seguridad Social», subrayó Ramos.

El ambiente dentro de la asociación «está muy caldeado». El enfado, la decepción y el abatimiento son notables. Después de padecer las consecuencias económicas que provocó el confinamiento de la primavera pasada y del cierre de la segunda ola, ahora se enfrentan a restricciones que pueden lastrar la viabilidad económica de muchos de ellos.

Consideran que no poder atender al público en el interior de los locales puede suponer la ruina para muchos de estos negocios que no disponen, por su ubicación, de una terraza amplia.