Un 17% de las mujeres que padecen discapacidad la sufren a causa de la violencia. Así lo aseguró la presidenta de la Comisión Mujeres e Igualdad del Cermi, María Teresa Lajarín, durante su comparecencia ayer ante la Comisión especial de Discapacidad de la Asamblea Regional.

Lajarín expuso que en la Región hay más de 60.000 mujeres con discapacidad, un 20% de ellas sufre algún tipo de abuso o violencia. Además, de esa cifra, un 17% de las mujeres con discapacidad adquieren esta condición a causa de la violencia.

La presidenta del Cermi indicó que se trata de datos aproximados, ya que corresponden al año 2019, motivo por el que ha pedido que se realice una macroencuesta a nivel nacional para actualizar los datos y dar visibilidad a esta situación. A la macroencuesta de 2019, que dice que hay un 7% más de mujeres con discapacidad que sufre violencia de género que las mujeres sin discapacidad, «no han respondido mujeres que están institucionalizadas, y muchas tienen discapacidad, y tampoco han respondido mujeres que necesitan apoyo en la comunicación y la información», lamentó. Al haber «un porcentaje de la población que no ha participado», afirmó, «estos datos pueden ser bastante más dramáticos y terribles». También demandó «que esa macroencuesta se centre en los riesgos concretos y en los factores de vulnerabilidad como la incapacitación legal, la institucionalización, la pobreza, la ruralidad, la edad y el tipo de discapacidad de las mujeres».

Por su parte, Más Mujer Región de Murcia pidió durante su comparecencia en la Asamblea Regional apoyo psicológico para las discapacitadas que han sufrido violencia de género durante el confinamiento generado por la pandemia de coronavirus, según expresó su presidenta, María José Morenilla.

Lamentó que, durante la pandemia, «las mujeres con discapacidad víctimas de violencia de género han quedado aisladas con su maltratador, expuestas, desprotegidas e incluso a veces sin herramientas accesibles para comunicarse» y señaló que, «a las causas que ya se conocían acerca del silencio de la víctima, como el miedo a las represalias o la dependencia del cuidador, se unieron las dificultades para pedir ayuda y denunciar».

Por eso, una de las reivindicaciones que Morenilla llevó a la Asamblea es la de «incorporar medidas de apoyo psicológico a las víctimas de violencia de género para paliar el grave daño emocional del confinamiento sobre su autoestima y para dotarles de herramientas para salir de la situación de violencia que viven».