Me preocupa mucho la pandemia y los movimientos feministas. Exactamente lo que me preocupa es cómo la pandemia está actuando en cuanto factor exógeno en los movimientos feministas. Los movimientos sociales, en los que los feminismos son uno más, tienen su elemento de estabilidad, perdurabilidad y crecimiento en las calles, en las acciones colectivas en los que las personas conversan, interactúan y la fuerza personal se convierte en fuerza colectiva y de ella surge, o se revitaliza, la fuerza intelectual.

Mi preocupación toma cuerpo reflexionando con mi amiga María Pazos sobre un día tan crucial para los feminismos como es el 25 de noviembre. Este año, las feministas de todas las edades y condiciones no nos vamos a manifestar, no vamos a inundar las calles con nuestras reivindicaciones en forma de cánticos llevando nuestras pancartas cogidas con nuestras manos y junto a nuestras amigas y compañeras de lucha y de esperanza.

En una actitud "responsable", hemos optado por inhibirnos ese día. A lo sumo, habrá alguna concentración en alguna plaza.

Tras los innumerables ataques de los que fuimos objeto el pasado 8M, nos hemos autocensurado en nuestra protesta, nos hemos autorreprimido. Hemos decidido utilizar las redes para nuestras reivindicaciones, pero no la calle. Una vez más, lo virtual nos atrapa.

bell hooks - si, las dos con minúsculas- (El feminismo es para todo el mundo, 2000), cifra el nacimiento del pensamiento feminista en el contexto de reuniones de pequeños grupos en los que personas conocidas constituían espacios para la transformación.

En ese marco construían el pensamiento feminista desde sus vivencias personales, se organizaban en sus reivindicaciones, ampliaban su espectro a mujeres de variados orígenes. Así, el pensamiento y las reivindicaciones feministas se iban ampliando y enriqueciendo para luego salir a la calle y, posteriormente, convertirse en ley: el voto femenino, la libertad sexual, las violencias machistas, por citar algunas reivindicaciones de las calles.

Para esta teórica activista, académica y crítica cultural afronorteamericana, cuando la construcción del pensamiento pasó a las aulas universitarias y estos grupos afectivo-reivindicativos de trabajo desaparecieron como escenario primario de trasmisión del pensamiento feminista y de estrategias de cambio social, el movimiento perdió su potencial de masas.

Esto es lo que puede pasar con los movimientos feministas, las redes y la pandemia. Cosa diferente es el ciberfeminismo, ya que tiene vida propia y es anterior a la pandemia.

Durante todo este tiempo de pandemia, además de que las mujeres feministas hemos visto cómo se nos culpaba hasta la saciedad de los contagios porque habíamos sido muy malas y nos habíamos manifestado el 8M, a las mujeres se nos ha incrementado el trabajo doméstico y de cuidados, así como la carga psicológica que supone; hemos disminuido en disponibilidad de nuestro tiempo personal y profesional; hemos perdido nuestros empleos.

Y lo más grave, durante la pandemia se nos ha maltratado más, no hemos podido escapar de nuestros agresores; hemos tenido que recurrir a las consultas por email porque estábamos encerradas con nuestros agresores; nos hemos vuelto más precarias y no tenemos recursos públicos para ponernos a salvo. Esto significa que esta pandemia ha incrementado las violencias machistas física, psicológica, económica, cibernética e institucional.

Pero además de ello, ¿nos ha colapsado la pandemia en la acción feminista, en la construcción del pensamiento feminista, en la reflexión serena de los mecanismos del nuevo orden? ¿Nuestro pensamiento está en shock? Es posible que aparentemente no porque están las redes virtuales, donde nos relacionamos constantemente, pero, ¿en lo profundo, en la construcción del pensamiento feminista, en la reflexión de lo que supone este nuevo e inmenso escenario? Yo diría que sí. Mi maestra Asun Ventura Franch dice que también.

Sirva este espacio para desactivar el colapso y tomar conciencia de que esta pandemia nos abre nuevos escenarios sociales y económicos que el pensamiento feminista tiene que analizar, teniendo la vista puesta en que la nueva normalidad o el nuevo orden sea un lugar de oportunidades para las mujeres y nunca, nunca, una regresión para las igualdades entre mujeres y hombres.

No podemos permitir que la falta de contacto, de cercanía, de abrazos, de besos, de sonrisas abiertas rompan nuestras redes, nuestra razón de ser, nuestras metas y nuestra dignidad feminista, cuya fuente es nuestro pensamiento. Y nunca, que nos maten.

#niunamás #niunamenos

25N

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