La fe en tiempos de coronavirus se vive de diferentes formas. Si en Semana Santa la procesión fue por dentro, para no formar aglomeraciones por las calles, las distintas romerías de cada pueblo también se han visto afectadas por una pandemia que, solo en la Región, ha segado la vida de más de medio millar de personas.

En apenas horas, dos manifestaciones muy distintas de devoción se vivieron en dos municipios de la comunidad murciana. La primera, el pasado fin de en Totana, con un desfile al uso, por la calle, para mostrar devoción a la Virgen del Quinche. La segunda, el domingo por la noche en Yecla, cuando se trasladaba la imagen de su patrona desde el santuario hasta la basílica en un furgón.

Los hechos acontecidos en el pueblo de la comarca del Bajo Guadalentín tuvieron lugar el sábado sobre las ocho y media de la tarde, hora a la que la Policía Local de Totana recibía una llamada para alertar de que había una procesión por la calle, con Virgen incluida. En un año en el que no ha habido desfiles de Semana Santa, debido a la pandemia de coronavirus, la situación resultaba cuanto menos curiosa.

La comitiva circulaba por la calle Mayor, giró hasta el barrio de San José y se metió en una casa, explica el jefe de la Policía Local de Totana, Cuerpo que, al tener conocimiento de lo que estaba sucediendo, se movilizó. La talla era la de la Virgen del Quinche, especialmente venerada en Ecuador.

Los agentes localizaron la vivienda, en la cual identificaron a ocho personas, una de ellas la organizadora de la procesión. Esta persona en cuestión se enfrenta a una multa que va de 3.001 a 60.000 euros por «organizar reuniones o fiestas en espacios privados o públicos». Los otros siete asistentes también serán sancionados, con multas que van de los cien a los 3.000 euros por participar en una actividad así, que está prohibida.

El alcalde de Totana, Juan José Cánovas, se apresuraba a dejar claro que él no autorizó ninguna procesión. «Es imposible tener un policía en cada calle por si existe vulneración de las normas», remarcaba el regidor.

Cánovas sentenciaba que «la Policía Local actuó de inmediato y con la diligencia que corresponde en estos casos» y recordaba que «el alcalde no autoriza manifestaciones o concentraciones, ni procesiones, desfiles o actos religiosos».

«Estas competencias son de Delegación del Gobierno y este acto no tenía autorización alguna», manifestaba el primer edil.

Los afectados, mientras, explicaron que tienen mucha devoción por esta Virgen, y que le ofrecieron una misa en una parroquia del pueblo. A continuación lo que hicieron fue simplemente trasladar la imagen del templo a su casa. De ahí que no solicitasen autorización alguna, pues no montaron una procesión, sino que simplemente llevaron la talla a su domicilio.

La Purísima, patrona de Yecla, ya en el interior del templo, en una imagen difundida por el alcalde.

Muy distinta la situación en la principal ciudad del Altiplano murciano. «La patrona de Yecla ya está en la basílica de la Purísima», escribía el alcalde, Marcos Ortuño, en sus redes sociales. Sin embargo, el traslado de la Virgen no sacó a nadie a la calle en romería: se hizo con nocturnidad y con la talla dentro de un furgón.

La imagen fue bajada de su camarín, en el santuario, y fue preparada para ser llevada al templo en la ciudad. El furgón en cuestión donde se metió la imagen fue escoltado en todo momento por agentes tanto de la Policía Nacional como de la Local. La camarena de la Virgen, Julia Hortigüela, se encargó de preparar a la patrona en el altar mayor de la basílica, donde está ahora y permanecera unas semanas.

Se bajó sin el tradicional estruendo de arcabuces de otros años y se hizo de noche para evitar que los vecinos fuesen. No obstante, algunos, desde sus balcones, fueron testigos de la llegada del furgón al templo, en el que ahora se mantendrá una limitación del aforo.

San Clemente confinado

El alcalde de Lorca, Diego José Mateos, reiteraba ayer que «la mejor manera» de celebrar el Día de San Clemente, patrón del municipio, «es reduciendo las relaciones sociales», informaron fuentes del Ayuntamiento en un comunicado.

Lorca celebraba el día de su patrón con todos los actos suspendidos por el coronavirus y solo con el mantenimiento de las tradicionales visitas al Castillo medieval de la ciudad, que tiene limitado el aforo al 50 por ciento y el horario de entrada restringido de las 11 a las 16 horas.

El alcalde dijo que «este año las circunstancias sanitarias provocadas por el coronavirus nos obligan a celebrar este día en casa cumpliendo y respetando todas las medidas de seguridad».