Mercantilizamos todo por Internet: nuestra vida, nuestras amistades, nuestros likes, nuestros looks.... Es curioso que en una sociedad cada vez más individualista se necesite cada vez más de los demás para ser alguien, y es lógico que esta realidad cree disfuncionalidades en nuestra forma de vivir», explica.

¿Hay carencias emocionales detrás de los hombres que usan este tipo de aplicaciones?

En los hombres no hace falta que haya carencias emocionales, ya que la cultura patriarcal les ha hecho aprender que tienen derecho a abusar por el simple hecho de ser hombres. Por lo tanto, no necesariamente tienen que tener carencias emocionales, se trata más de aprendizaje. El caso de las mujeres también va de aprendizaje, el aprender que sirves para 'el placer de', para 'complacer a', para 'gustar a', para estar guapa... hace que se normalice el abuso de forma generalizada, tanto para ellas mismas como para los hombres. El abuso hacia las mujeres se ha establecido como algo normal cuando no lo es (y no debería de serlo).

¿Hay un perfil de usuario?

No, aunque sí que hay una cosa en común entre ellos y es que suelen ser invisibles, anónimos y comunes a pesar de su invisibilidad; además de que el número de varones supera al de mujeres por goleada. Lo cierto es que los clientes de la prostitución están guardados y protegidos a pesar de ser los protagonistas principales. Siempre se señala a las prostitutas (porque es a las mujeres a quienes se les prostituye en esta sociedad patriarcal), a las mafias o proxenetas (que, no por casualidad, son siempre hombres). No podemos olvidar que es la demanda, junto a una cultura patriarcal aprendida, la que hace posible la explotación..

¿Se hace una mercantilización de las mujeres, al elegir ellos de acuerdo al físico?

La mercantilización de las mujeres está impregnada en esta sociedad desde tiempos inmemoriales, lo que pasa es que ahora nuestra sociedad es más mercantilizadora si cabe. El capitalismo neoliberal crea un mercado cada vez más agresivo y la peor parte siempre se la llevan las mujeres. Ellas tienen que ser perfectas: guapas, complacientes, sonrientes, vestidas a la última moda, delgadas y depiladas, que se despierten recién salidas de la peluquería.... ¡Esto es mercantilización! Las mujeres somos consideradas objetos, no sujetos. Ah, que se me ha olvidado: que sean listas, pero no inteligentes. Tienen que saber cuando estar calladas y cuando abrir la boca. Esto último, mejor en la cama.