Las consecuencias económicas de la pandemia provocada por la covid-19 están azotando con dureza también a los profesionales autónomos de la fotografía. Según la Unión de Profesionales y trabajadores Autónomos de la Región de Murcia (UPTA), los trabajadores autónomos con estudios fotográficos han perdido el 80% de su facturación habitual como secuela por la prohibición de las celebraciones de eventos como bodas, bautizos, comuniones o congresos. Es decir, más de 510 millones de euros de pérdidas durante este año. A esto se suma, según UPTA, la desaparición de más de 17.000 profesionales autónomos de la fotografía.

Arturo Manzaneque, fotógrafo profesional con estudio propio, confiesa que «para este año tenía 35 bodas contratadas, pero finalmente se han celebrado cinco». Con lo cual sus ingresos se han reducido «considerablemente». «Estoy tirando de ahorros», reconoce Manzaneque. Este sector, al igual que muchos de los proveedores de la hostelería, ha tenido que reubicar fechas, activando el botón de pausa en el tiempo: «Para el año que viene no tendré clientes nuevos porque debo ejecutar todo lo que he tenido que posponer».

Manzaneque asegura que muchos de sus compañeros de profesión «han tenido que vender sus equipos de trabajo porque directamente han cerrado su estudio por la fuerte crisis económica que estamos padeciendo». Así pues, Manzaneque asevera al Gobierno regional: «¿De qué me sirve a mí que den ayudas para que las empresas de audiovisuales compren equipos nuevos, si luego no les puedo dar uso para trabajar con ellos?» Él reflexiona sobre ello y piensa que ven a su sector como «un servicio de lujo».

En la misma línea, Silvia Marte, codirectora del estudio La Cámara Roja, ha confesado que de 16 eventos contratados solo ha podido realizar uno: «Intento siempre pensar en positivo, ya que la mayoría de eventos se han pospuesto para la primavera del año 2021. Esa es mi esperanza para salvar este año, aunque si la actividad no se vuelve a retomar para entonces, sí que tengo miedo». En su caso, La Cámara Roja, que lleva siete años funcionando en la capital murciana, se sustenta económicamente en «un trípode»: con un estudio fotográfico, un espacio donde ofrecen cursos formativos y la posesión de un laboratorio para el tratamiento de la imagen. «El 40% de nuestros ingresos provienen del estudio y hemos perdido esa facturación por las restricciones en los eventos y en la hostelería», apunta Marte.

Ella, junto con David de Flores, fundador y director de La Cámara Roja, han tenido que reinventarse para impartir clases online en los cursos de formación, además de alquilar otro local «haciendo un esfuerzo titánico» para adaptarse a las medidas de seguridad frente al virus que está marcando esta pandemia.

Silvia Marte declara que antes de la llegada del coronavirus la empresa contaba con siete trabajadores y que actualmente la plantilla se ha reducido a dos jefes y a una empleada que lleva la administración. «Es una lástima porque todo nuestro equipo era gente joven y todos muy cualificados. Ahora nos hemos quedado la estructura básica de la empresa», manifiesta Marte. También se han quedado sin la posibilidad de acoger a becarios para prevenir contagios por coronavirus.

"Los más de 340 autónomos de la fotografía solo queremos sobrevivir"

"Los más de 340 autónomos de la fotografía solo queremos sobrevivir"La crisis del coronavirus augura unos pésimos datos para el sector de los profesionales de la imagen. Según declara Diego Rosique, presidente de la Asociación de Fotógrafos Profesionales de la Región de Murcia (AFPMUR), «más de 430 autónomos o microempresas de la Región se verán afectados de alguna manera». Rosique asegura que «para finales de este año un tercio de autónomos tendrán que cerrar porque esta situación es insostenible". Rosique sostiene que han perdido el año 2020 de ingresos: «Muchos de nuestros compañeros han cerrado porque los gastos han superado con creces a los ingresos. Nos vamos hundiendo poco a poco».

En este sentido, el presidente de la Asociación apela a las instituciones para que «se contraten a fotógrafos profesionales y no a aficionados como suelen hacer». Apunta que los profesionales como él cuidan el brillo, la luz y la calidad de la fotografía y que por ello «no deben permitir que el amigo de turno con una cámara medianamente buena realice las fotos institucionales».

Rosique ejemplifica con su negocio cómo está el sector de la fotografía actualmente: «El otro día solo hice cinco fotos de tipo carné. A cinco euros cada una gané 25 euros. Si a eso le quitas el gasto de la tinta o del papel, al final se me quedan en 16 euros. Por lo que tan solo hice 16 euros de caja en toda la jornada laboral».

Asimismo, Rosique reclama que «dentro de los presupuestos municipales se contemple la posibilidad de poner este trabajo en manos de profesionales». Rosique implora: «Tan solo queremos sobrevivir. Necesitamos que nuestras autoridades nos echen una mano, lo mismo que con nuestros impuestos hacemos lo propio».

La DGT prescindirá de las fotos de carné de estudio: otro revés

La DGT prescindirá de las fotos de carné de estudio: otro revésA esta grave situación marcada por el virus, se le suma la 'Identidad Digital' instaurada por el Gobierno central y las administraciones autonómicas y locales para intentar frenar los contagios de la pandemia. La Dirección General de Tráfico permitirá que la renovación del carné de conducir se realice en centros médicos y psicotécnicos, implantando en el documento una fotografía hecha con una cámara web del propio centro sin la calidad propia que le daría un fotógrafo profesional.

Según los datos que facilita UPTA, el colectivo de fotógrafos con estudio factura de media 130 euros diarios en concepto de fotografías de DNI, unos 4.000 euros al año, actividad que contribuye a que miles de profesionales continúen con sus establecimientos abiertos. Perder este servicio sería dar un golpe definitivo.