Las llamadas a la Policía por asuntos de seguridad ciudadana en la Región de Murcia por la noche se han desplomado más de un 90% desde que entró en vigor el toque de queda. «Se sigue haciendo alguna fechoría y los chorizos salen, pero ahora lo tienen más complicado porque, a cualquiera que esté en la calle, se le para y se le puede sancionar, si no explica los motivos por los que está en la vía pública», explican agentes que trabajan en la Región y velan por el cumplimiento de la norma.

Han descendido, por ejemplo, las agresiones violentas, ya que «muchas de ellas se producen cuando hay peleas en los bares, los fines de semana, o en borracheras en las cuales, por sorpresa, alguien saca una navaja», detallan las mismas fuentes.

En concreto, del domingo 25 al lunes 26 de octubre, hasta las ocho de la mañana, se produjeron 206 llamadas por 179 asuntos diferentes relacionados con la seguridad ciudadana, la mayoría de ellos robos con violencia y riñas en la calle. Del domingo 1 de noviembre al lunes 2, también a las ocho de la mañana, fueron 125 las llamadas, por 102 asuntos. En cambio, del domingo 8 de noviembre al lunes 9, únicamente quedan registradas 17 llamadas, por una docena de emergencias. También ha cambiado el cariz de las emergencias: más la mitad de los 12 asuntos eran por episodios de violencia doméstica y de género en el interior de domicilios.

«Es evidente que el toque de queda ha hecho descender los delitos y los avisos por seguridad ciudadana. Que no hay riñas en bares, dado que estos están cerrados, resulta obvio», apunta Alberto García Vilas, secretario regional de Jupol Murcia, que puntualiza que «sin embargo, la Policía no ve que haya descendido su trabajo, sino todo lo contrario».

«Hay que tener en cuenta que la responsabilidad de los agentes de Policía Nacional es doble: además de controlar que se cumple el toque de queda y nadie sale a la calle, han de estar prestos para atender cualquier incidencia de las que no cesan, desde una violencia doméstica a un accidente», hace hincapié García Vilas. «Por no hablar de la incesante llegada de pateras al litoral de la Región, ya que las fronteras marítimas como se puede comprobar no están cerradas», detalla. «La Policía Nacional está prestando un servicio vital en esta segunda ola».

"Las restricciones pueden suponer una 'cifra sumergida' de casos no notificados"

Subraya Alberto Pintado, criminólogo, que, con el toque de queda y el cierre de los bares aún vigentes, «estas restricciones pueden suponer la aparición de otros incidentes y formas de criminalidad que no están siendo notificados». En este sentido, pone el acento en que «siempre debemos ser conscientes de la existencia de cierta 'cifra sumergida' de delitos y conductas antisociales que no son notificados a las instancias policiales y judiciales».

«Y más en estos momentos cuando, a través de las redes sociales y de las herramientas telemáticas, se puede abrir un gran abanico de posibilidades ante nosotros», manifiesta, en relación al repunte del cibercrimen.

«Otro factor vinculado a esta situación es el elemento del control social. Ya no solo el aumento del control social formal proveniente de instituciones como las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, sino también del más informal, como puede ser el de la propia familia», precisa el coordinador del Grado en Criminología de la Universidad de Murcia.

«A modo de ejemplo: al estar restringida la movilidad a partir de las once de la noche, los jóvenes, así como sus padres, han de estar en casa», especifica.

El también criminólogo Ginés Sánchez Soler añade al respecto que «en términos generales, al estar en este lugar junto a sus progenitores en lugar de en otros lugares más alejados de la influencia y control de estos, se da una situación de mayor supervisión y, por ende, menor posibilidad de comisión de conductas contra la seguridad ciudadana».

«De la misma forma, el no poder estar a esas horas junto a otras personas, como pueden ser sus amigos, que pudieran incitar a la realización de conductas antisociales también podría suponer una explicación a la caída tan sustancial del número de incidentes realizados y, por tanto, notificados a los distintos servicios y cuerpos de Policía», hace hincapié el experto.