«Es posible superarlo, rehacer su vida, ser felices, pero la violencia de género es una huella que siempre queda en ellas». Así se expresa Laura Mª Miñano, presidenta de la Asociación contra la Violencia Doméstica y de Género en la Región (Avida).

Su trabajo es en gran parte vocacional. ¿De dónde surge su afán de ayudar a estas mujeres?

Empecé por casualidad y encontré mi vocación, siempre me gusto la psicología social, y esto es la violencia de género, un problema que tiene la sociedad, y yo estoy luchando con mi granito de arena para ayudar a visibilizarlo y erradicarlo. Es cierto que trabajo cuando el daño ya está hecho, pero tengo ciertas incursiones en la prevención, divulgación y formación para la erradicación de la violencia de género, faceta que me complementa como psicóloga porque me proporciona otras esferas distintas donde promover una sociedad igualitaria. Avida, junto con sus integrantes, fue el soporte que me ayudó a saber en qué línea quería trabajar y qué objetivo quería lograr no solo a nivel laboral, sino a nivel personal; supuso para mi una metamorfosis.

¿Hay un perfil de mujer usuaria del cavi?

Después de 11 años de experiencia, y apoyándome en la literatura puedo decir rotundamente que no existe un perfil de mujer víctima de violencia de género, es una problemática que nos puede afectar a cualquier mujer, independientemente de su nivel cultural, económico, religioso o étnico. Es un problema de mujeres, sin ninguna distinción.

¿A cuántas mujeres de media se puede atender en un día?

En el Cavi de Murcia el numero de atenciones diarias puede variar dependiendo del número de profesionales que atienden, pero el ritmo es frenético: entre nuevas citas y seguimientos, podemos atender a unas 30 usuarias diariamente. Al tratarse de un servicio de cita previa, los horarios están marcados al igual que las usuarias, pero eso no quita para que surjan imprevistos o situaciones críticas en las que es necesario una rápida respuesta por nuestra parte y son en esos momentos donde el equipo demuestra el nivel de coordinación y resolución de problemas.

¿Es distinto el proceso a seguir con mujeres dependiendo de sus edades?

El proceso es el mismo, la cuestión está en el abordaje a la usuaria teniendo en cuenta en qué fase del proceso se encuentra cuando llega al servicio. No es lo mismo tener delante a una usuaria (independientemente de su edad) que busca o pide ayuda, que una que viene en cierto modo obligada, ya sea por sus progenitores (chica joven) o por su médico de cabecera (mediana edad). La fase en la que se encuentre una mujer cuando asiste al cavi es una variable importantísima para valorar el proceso a seguir, dependiendo de si ya es consciente de su problemática, si ya ha abandonado la relación, si sigue conviviendo con él, y un largo etcétera de situaciones. Una vez establecida la fase en la que se encuentra la usuaria se planifica la intervención con ella y comienza el proceso.

¿Es muy difícil para estas mujeres dar el paso de pedir ayuda?

Muy difícil. Tenemos que pensar que es la persona a la que quieren o quisieron, de la que un día se enamoraron, en su cerebro se encendió la luz de un proyecto común con ellos, en algunos casos el padre de sus hijos, se convirtieron en su familia y años después se dan cuenta de que no es así, ellas lo han intentado todo para que saliera bien, pero son conscientes de que ya no pueden más, resisten hasta que por fin entienden que deben salir de ahí. Es una decisión muy compleja, que deben tomar solas, donde los consejos de familia y amigos a veces son contraproducentes y la mezcla de emociones lo dificulta más.

¿Cuál es la urgencia emocional más habitual que presentan estas mujeres?

El miedo, a lo que podrá pasar si da el paso de salir, incertidumbre ante la nueva situación, los sentimientos de culpa en dos direcciones, haber destrozado una familia (la cual ya estaba rota), y culpa por no haber salido antes. Pena y lástima por lo que le pueda pasar a él. Estrés postraumático debido a años de no haber sido bien tratada. Y una larga lista de emociones que quedan como secuelas de una situación que debe trabajarse para superar la problemática.

¿Es posible que estas mujeres rehagan su vida sin miedo o cree que siempre quedará algo dentro de ellas?

Es posible superarlo, rehacer su vida, ser felices, pero la violencia de género es una huella que siempre queda en ellas, formará parte de ellas para siempre, es parte de su historia de vida, lo que les hacemos ver desde el servicio es que lo que van a sacar de positivo de toda esta situación; un aprendizaje de que existen hombres así, y que seguramente no saben lo que quieren en su vida, pero sí lo que no quieren: volver a repetir una historia de violencia de género. Les hacemos ver lo resilientes que son; son las heroínas de su historia

En cuanto al cavax, que atiende a víctimas de violaciones y abusos sexuales, ¿cómo es la primera toma de contacto con estas mujeres?

Es relativamente nuevo pero su trayectoria va en aumento, y cada día se consolida más demostrándose la necesidad del servicio. Sigue un protocolo de actuación parecido a los cavi, donde la trabajadora social hace la primera intervención y a partir de ese momento y de manera coordinada el equipo establece el plan de trabajo con la usuaria.

El hecho de que ya se pueda solicitar cita sin necesidad de denuncia, ¿ha animado a más víctimas a pedir ayuda?

Nunca ha sido un requisito para llegar a un cavi la denuncia previa, pero lo cierto es que el hecho de no necesitarla para pedir cita es para muchas mujeres una liberación a la hora de poder pedir ayuda y buscar información. No judicializar su problemática era algo necesario, la denuncia por violencia de género, en muchos casos, no es la solución, y desde el cavi hacemos mucho hincapié en ello, para que la usuaria busque cuál va a ser su estrategia de salida, partiendo de la base de que es ella quien decide, la que está empezando a coger las riendas.

Una red de apoyo para ir orientando a las víctimas

En la Región hay actualmente 22 Centros de Atención Especializada para mujeres Víctimas de Violencia (cavi), en los que se ofrece un tratamiento individual y grupal a víctimas de malos tratos. Asimismo, la Comunidad también tiene un cavax, Servicio de Prevención y Atención Integral a Víctimas de Agresiones o Abusos Sexuales.

«En lo referente a citas y atenciones, seguimos trabajado igual o más que en presencial y, aunque mantenemos cierto numero de atenciones presenciales, el teletrabajo es nuestro grueso a día de hoy», explican los profesionales que atienden a las mujeres en estos lugares. «Hace un año, si nos hubiesen preguntado por la atención telefónica, hubiéramos dicho al unísono que no; pero a día de hoy, si hacemos una evaluación tanto del trabajo durante el confinamiento y post-confinamiento, llegamos a la conclusión de que el teletrabajo nos ha posibilitado estar cerca de nuestras usuarias en momento muy difíciles: escucharlas, asesorarlas, calmarlas», detallan. «El teletrabajo no solo se convirtió en la única herramienta para llegar a ellas, sino que está demostrado que se puede y que es útil», hacen hincapié.