Cualquier visión o criterio que pueda tener un español sobre Estados Unidos probablemente será erróneo. Nada es lo que parece una vez pisas suelo al otro lado del Atlántico y nada se podrá juzgar igual: ni su sociedad, ni su forma de trabajar, ni su forma de pensar ni tampoco su ideología. En plena vorágine electoral, los estadounidenses esperan que los estados decisivos que aún no han terminado de contar los votos de las elecciones del pasado martes proclamen de forma oficial un ganador.

Con una sociedad polarizada, que ha llegado a los comicios golpeada por la pandemia del coronavirus y en la estela de las últimas protestas raciales, políticas y feministas, dos murcianos cuentan su punto de vista de cómo marcha un país que ha tenido que elegir entre un candidato «incendiario» y otro «sin carisma». Uno de ellos vive en el sur de Estados Unidos, en Houston (Texas), donde cualquier cosa que ocurra no tendrá el mismo impacto mediático a nivel mundial como pudiera tener en ciudades como Washington o Nueva York. En esta última ciudad reside la otra murciana con la que habla este periódico, una metrópolis símbolo y escaparate de Estados Unidos, donde cualquier protesta encuentra sus ecos al otro lado del mundo.

«Los estadounidenses no han votado pensando en los próximos cuatro años, ni los que se consideran progresistas ni los conservadores. Ni Donald Trump (republicano) ni Joe Biden (demócrata) tienen un programa electoral que mostrar. Lo único que puede tener fuerza es que Biden quiere prohibir el fracking y Trump no. Este último dice que quiere hacer América grande otra vez pero no dice cómo», explica Luis Fernando

Ruiz, caravaqueño de 30 años que reside en Houston desde hace tres y se dedica a la asistencia en proyectos de ingeniería. Ruiz fue presidente de Nuevas Generaciones del Partido Popular en la Región de Murcia y conoce los entresijos de la política, también, y más ahora, de la americana.

En Nueva York vive Irene Martínez, murciana de 26 años, médica graduada en la Universidad de Murcia, que viajó hasta EE UU con una beca del programa Fulbright para realizar un posgrado en Salud Pública y Salud Medioambiental. Ahora está centrada también en la investigación, de cara a realizar un doctorado, en la contaminación del agua por metales pesados. Partiendo de esta base profesional, Irene se muestra muy crítica con la desregulación de muchas políticas que ha llevado a cabo el hasta ahora presidente de los EEUU en materia medioambiental

y sanitaria. «El desmantelamiento de la Ley del Cuidado de Salud a Bajo Precio (conocido como Obamacare) que daba cobertura sanitaria universal a las personas desfavorecidas, la rebaja en las exigencias de calidad y seguridad en materiales de construcción, alimentos y el agua o la salida del Acuerdo de París contra el cambio climático son políticas que han definido la administración de Trump durante estos últimos cuatro años», pero insiste en que esos ecos que llegan a España desde EE UU no podemos juzgarlos de la misma manera.

«Hay un contraste muy fuerte. Las zonas urbanas, junto con la población joven, las minorías, la comunidad negra y parte de la latina se inclinan por el partido demócrata pero no porque guste Biden, alguien sin carisma, sino que su intención es emitir un voto de castigo contra Trump. Pero los barrios suburbanos, las zonas rurales y la comunidad blanca y más adulta prefieren a Trump al ver en él un defensor de la economía y muy proteccionista. Percibo bastante crispación y tensión y sobre todo miedo a lo que pueda ocurrir si los republicanos gobiernan cuatro años más».

Los medios de comunicación y las encuestas han influido y mucho en la polarización de la sociedad americana de cara a estas elecciones, opina Luis, que señala que la prensa y televisiones, cada una con su ideología, ha venido a «confirmar los sesgos políticos y ha logrado meter más leña al fuego». El foco de atención reside ahora en el voto por correo que se recuenta ahora en esos estados clave de EEUU que nombrarán

al futuro presidente, y este sistema «es el menos fiable de todos cuantos pueda haber en el mundo, y así lo perciben tanto demócratas como republicanos».

Subraya que la «arrogancia y prepotencia» de Trump ha logrado que Biden tenga opciones de ganar cuando al principio de la campaña no las tenía. Pero de nuevo se remarca en este punto la forma de pensar estadounidense: «El carácter del americano es trabajar y producir, los altos salarios que perciben profesionales considerados de clase media-alta aquí no son comparables a los sueldos de España», y el refuerzo de ese sistema y el aumento del salario base beneficia a los republicanos. «Trump ha apostado por cheques como apoyo económico a muchas familias y eso le ha dado también ventaja», remarca el caravaqueño.

La pandemia divide en cuanto a opinión a ambos murcianos. Luis cree que el coronavirus pudo influir en las elecciones al principio pero «hace meses que ya nadie habla de la pandemia. Aquí hay una vida casi normal». Irene opina que la gestión del coronavirus ha movilizado más al electorado y siempre en contra de Trump. Ambos mantienen la expectación por unas elecciones que no creen que se resuelvan de forma inmediata, aunque puede que justo hoy haya un candidato ganador.