Desde la Federación de Cooperativas Agrarias de Murcia, (Fecoam), como entidad que representa y vela por el sector primario y por extensión del medio rural, y como conocedora del tejido social y su vertebración social, manifiesta su preocupación por la situación actual, social y sanitaria, provocada por la pandemia del coronavirus.

En ese sentido, queremos poner de relevancia algunas ideas para minimizar los efectos adversos de esta situación. Y para ello, entendemos que son los entornos rurales los lugares idóneos para evitar la propagación del virus debido a la diseminación de la población.

Se ha demostrado a lo largo de esta pandemia que en las zonas rurales la situación sanitaria ha estado más controlada que en las zonas urbanas, debido en gran medida a la baja densidad de población, de tal forma que se deben tomar medidas de desarrollo sostenible para que estas zonas puedan ser habitadas.

No obstante, y a colación de todo lo anterior, queremos poner de manifiesto las carencias que sufren determinados servicios esenciales como consecuencia del bajo número de habitantes, añadiendo a las necesidades de innovación en el medio rural, en cuanto al acceso a la transferencia tecnológica y de la investigación se refiere, la necesidad de invertir en infraestructuras, accesibilidad, conectividad€ que permitirían, a su vez, un mejor acceso a servicios esenciales, tales como, los sanitarios y la educación vía telemática.

Creemos indispensable tener un control del censo de las propiedades rurales consideradas como segundas viviendas, que en caso de nuevas medidas sanitarias excepcionales permitan el movimiento de los propietarios que deseen ocuparlas.

Pero, no se puede promover el éxodo al campo si no se facilitan los servicios básicos, servicios que pasan por una adecuada red eléctrica, acceso a energías renovables, mejorar la conectividad, acceso a wifi, un servicio de aguas adecuado, asistencia telemática a clases de los más pequeños, favorecer la comunicación, mejorando las infraestructuras, asfaltando caminos rurales, y promoviendo rutas que faciliten el acceso desde los núcleos urbanos.

Actuaciones imprescindibles para conseguir que las estancias no se limiten a visitas puntuales a las segundas viviendas o a viajes de ocio. De esta forma se verían beneficiados tanto el mundo rural como el urbano, allanando el camino a la repoblación del primero y evitando las masificaciones, y aglomeraciones tan temidas, actualmente, en el segundo.

Queremos destacar también el papel relevante que desempeñan los jóvenes y las mujeres en los territorios rurales para conseguir pueblos vivos, dinámicos y con mayor población. Por ello, las políticas públicas tienen que incluir instrumentos para atraer a jóvenes y mujeres, y con ellos, el talento a las zonas rurales. En este sentido, hay que remarcar que la formación, el asesoramiento y la adquisición de habilidades digitales de sus habitantes resultan fundamentales, además, de las cuestiones anteriormente detalladas.

Para que todas estas deficiencias puedan ser llevadas a cabo por las Administraciones Públicas se cuenta con un fondo de recuperación y resiliencia, aprobado por la UE en julio de 2020, y que prevé la llegada a nuestro país de 140.000 millones de euros en cinco años, para introducir proyectos autonómicos que vertebren a la sociedad con el medio rural.

Además, debemos indicar que el sector agroalimentario, sector de desarrollo de las zonas rurales, es el que tiene que seguir produciendo alimentos cada vez en mayor cuantía, debido al crecimiento de la población, pero, a su vez, sometido a más presiones en dicha producción, relacionadas con la seguridad alimentaria, la salvaguarda del medio ambiente y las repercusiones en el cambio climático.

Asimismo, aprovechando, como ya se ha dicho, la coyuntura actual y la aprobación del fondo de recuperación y resiliencia, que se basa en dos principios claros de transición verde y de digitalización, es lo que nos permite que insistamos en la petición de implementar proyectos que aborden estos temas tan necesarios y que justificamos ampliamente en nuestra argumentación.

Se hace patente, por tanto, que el sector agroalimentario está dispuesto y es capaz de abordar todos estos retos, y que las administraciones nacional, europea y regional, lo creen primordial y están apostando por ello.