Daniel López, director de Jesús Abandonado, explica que, cuando arranca el toque de queda, «algunas personas que viven en la calle se van a su sitio, y de ahí no se mueven». La labor de la organización humanitaria, apunta, pasa por «acompañarles», así como por repartir entre los indigentes «mantas y sacos», para intentar proporcionarles calor en las noches a la intemperie.

Para que tengan un techo, «lo único que podemos hacer es ofrecerles ir al albergue», ubicado en la carretera de Santa Catalina, aunque algo tan sencillo a priori resulta «muy difícil», comenta López. Y es que detrás de estas personas que viven y duermen en la calle, en muchas ocasiones, «hay una problemática de salud mental y adicciones», precisa.

Se da la circunstancia, además, de que el albergue de Jesús Abandonado no puede operar al cien por cien, debido a las limitaciones de aforo impuestas por la pandemia. Es estos momentos, el recinto cuenta con unas cien plazas, «antes teníamos 136», indica López. A todas las personas que duermen ahí se les hace antes una PCR, mientras que a quienes hacen cola en el comedor social se les mide la temperatura. De momento, no se han detectado positivos entre los usuarios.

«El 80% de los contagios son por contactos con familiares y amigos, y estas personas suelen ser una población muy aislada», destaca Daniel López.

Desde las organizaciones humanitarias consideran que los indigentes sí cumplen el toque de queda, pero que «su casa está en la calle», como les pasó en marzo, con el primer estado de alarma.

«No se les multa», coinciden miembros de la Policía Local de distintos municipios de la Región al ser preguntados por qué se hace cuando se encuentra a un sintecho en la calle a partir de las once de la noche. «Si está en el techado de un chiringuito, es porque vive ahí», detalla un agente.

En San Javier, por ejemplo, «se interviene y se les ofrece trasladarlos a los albergues o alojamientos regionales disponibles», informan fuentes municipales. La Policía, al encontrar a estos indigentes, «les conciencia sobre la situación, sin sancionarles económicamente», manifiestan.

En San Pedro del Pinatar, «se les ofrece albergue a todos y se trata con servicios sociales», aunque «en estos momentos no hay ningún sintecho» en el pueblo, aseguran desde el Consistorio, al tiempo que confirman que tampoco se multaría a alguien que no tuviese más remedio que pernoctar en la vía pública.

En el caso de la capital murciana, «el Ayuntamiento, a través de Servicios Sociales, ofrece a todas las personas sin hogar los recursos para cubrir sus necesidades básicas y de pernoctación», detallan fuentes municipales, que añaden que «cuando Policía Local contacta con alguno de ellos les ofrece la ayuda del Semas, aunque en algunos casos la rechazan. En ese caso no se les sanciona por pernoctar en la vía pública».

«La Comunidad cuenta con una línea de ayudas dotada con 3,1 millones para facilitar el uso de una vivienda a personas vulnerables, entre las que se encuentran personas sin hogar», indican desde la Consejería de Fomento.

Desde Política Social, por otro lado, confirmaron ayer que no está previsto habilitar espacios para que los sintecho pasen este estado de alarma, algo que sí se hizo en el primer confinamiento.