Los restaurantes y bares de la Región tendrán un serio problema para recibir clientes a partir de las 22.00 horas. El toque de queda no impide que los establecimientos estén abiertos hasta las 23.00 horas, pero los comensales no pueden estar en la calle a partir de esa hora, porque se exponen a una multa, por lo que se da por perdida la mayor parte de los ingresos que generan las cenas. El presidente de la patronal de Cartagena Hostecar, Juan José López, explicaba este lunes en declaraciones a TVE que los restaurantes de la ciudad tienen un turno a las 20.00 horas y otro a las 21.30, que desaparecerá, por lo que prevé que muchos establecimientos opten por no abrir. También el máximo responsable de la patronal regional Hostemur, Jesús Jiménez, alertó de que con el toque de queda los establecimientos de hostelería dejarán de servir cenas, que representan entre un 35% y un 40% de la facturación diaria.

Los empresarios piden exenciones en los impuestos para paliar las pérdidas que deberán afrontar mientras dure el estado de alarma, que en la Región impide totalmente la movilidad de los ciudadanos, mientras que en otras comunidades sí se permite estar en la calle a las personas que conviven en la misma casa. Esta diferencia da un margen de tiempo más holgado para las salidas nocturnas.

La patronal también ha pedido a los ciudadanos que adelanten la hora de la cena a las 20.00 horas, pero las dificultades se agravan con la limitación del aforo al 30% en el interior de los locales, aunque se permite una ocupación del cien por cien de las mesas en las terrazas. Sin embargo, la utilización de los espacios al aire libre está supeditada al mantenimiento del buen tiempo.

El presidente de la patronal de Cartagena da por hecho que los restaurantes y los bares perderán el último turno de cenas que estaban sirviendo hasta ahora y apela a «la responsabilidad de la gente para que entienda que estamos en un momento muy delicado». «Con el turno de cenas de las 20.00 horas va a ser imposible mantener el negocio abierto», indicó. Recordó que las empresas han tenido que acogerse a los expedientes de regulación de empleo (ERTE) y a los créditos del ICO, pero se enfrentan a una situación crítica.

La patronal nacional de hostelería augura la desaparición de unos 100.000 establecimientos en Españas y la pérdida de 1 millón de puestos de trabajo, «que se suman a los 400.000 que se ya se han destruido».