El mar Mediterráneo alberga a día de hoy más de un millón de toneladas de plástico y cada año van a parar hasta estas aguas 229.000 toneladas de este material. Esta cifra que pone de relieve uno de los principales problemas que afectan a los mares y océanos del planeta viene derivada de la mala gestión de los residuos en los países limítrofes con el Mediterráeneo. Este tratamiento insuficiente de los desechos provoca que los macroplásticos que van a parar a este mar sean el 94% del total de los vertidos de este material sintético.

La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN) ha presentado este martes el informe 'Mare Plasticum: El Mediterráneo' en el que estudia el flujo de plástico en las cuencas vertientes al mar Mediterráneo de los 33 países cuyas costas son bañadas por sus aguas. La mayoría de los plásticos marinos proceden de tierra, alcanzando océanos y mares a través de varios vías, como ríos y sistemas de alcantarillado. Estos vertidos se componen tanto de partículas nanoplásticas como de plásticos de gran tamaño, que acaban por depositarse en los sedimentos del fondo marino en forma de microplástico una vez llegan al agua y comienzan a degradarse.

Este problema también alcanza a la cuenca del Segura y a las costas de la Región de Murcia. El informe refleja que ninguna población murciana está entre las 10 ciudades del Mediterráneo que más vertidos de estos residuos producen a sus cuencas hidrográficas o al mar de forma directa, como es el caso de Valencia, Zaragoza o Málaga, cuyas emisiones de este material se cuantifican en 42, 36 y 31 toneladas de microplástico cada año.

La cuenca de Segura, según reflejan los modelos que miden la huella del plástico marino realizado por la IUCN, puede llegar a verter entre 10 y 100 toneladas de microplásticos al año al mar Mediterráneo, mientras que señala que ciudades como Murcia y Cartagena o zonas como el campo de Cartagena o el Valle del Guadalentín son territorios donde más se concentra la contaminación de las cuencas vertientes del Levante y en general de todo el litoral mediterráneo. Esos vertidos por localidades, como apunta el documento, podrían contener como mínimo 10 toneladas cada año.

El ingeniero ambiental Julien Boucher, uno de los autores de esta investigación, remarca que los vertidos de microplásticos registrados en la Región de Murcia "se explican principalmente por las densidades de población, superiores a lo normal, y que viven cerca de la costa. Por tanto, la probabilidad de vertido es mayor". Según el informe, Egipto (alrededor de 74.000 toneladas/año), Italia (34.000 toneladas/año) y Turquía (24.000 toneladas/año) son los países con las tasas más altas de vertidos de plástico en el Mediterráneo, debido principalmente a las grandes cantidades de residuos mal gestionados y a las grandes poblaciones costeras. España está muy alejada de esas cifras, aunque el informe no ofrece un dato concreto.

El polvo de los neumáticos es la mayor fuente de estos vertidos (53%), seguido de los textiles (33%), las microesferas de cosméticos (12%), y la producción de pellets (2%). Y es que cada año fluyen hasta el Mediterráneo a través de ríos y emisarios de todos los países colindantes 229.000 toneladas de plástico aproximadamente. La fuga de estos contaminantes está dominada por macroplásticos, mientras que las micropartículas representan solo el 6%.

Este material se ha llegado a encontrar tanto en la superficie del mar, como en la columna de agua, el fondo marino, en las zonas costeras y dentro del organismo de diferentes especies. La gran mayoría de partículas o de materiales más grandes se acumulan en el fondo del mar, mientras que la costa es el segundo punto donde más se concentran estos contaminantes. En la columna de agua o en la superficie no llega a ser significativa la presencia de este material.

La Región de Murcia, por otra parte, no se caracteriza por el vertido de macroplásticos derivados de residuos mal gestionados al Mediterráneo. La cuenca del Ebro o la del Júcar presenta más incidencia en estos vertidos pero la cuenca del Segura registra una oscilación de entre cero y 10 toneladas de materiales sintéticos de gran tamaño que acaban en el mar.