En mitad de toda la vorágine industrial de un polígono hay un patio con niños jugando. De 38 escolares de entre 0 a 3 años que comenzaron el curso en septiembre han pasado a 55 alumnos, pero el

Centro de Educación Infantil Aepio tiene capacidad para cien menores. El horario de cierre se ha recortado, pasando de las ocho de la tarde a las seis y media. El motivo no es otro que la falta de alumnos matriculados. La menor actividad industrial en el Polígono Industrial Oeste de San Ginés (entre Murcia y Alcantarilla) por los expedientes de regulación temporal de empleo en el que están sumidos muchos padres ha conllevado a una caída de esas matriculaciones. Loli Serrano, la directora del centro, analiza una de las claves que tiene en la cuerda floja al sector de las escuelas infantiles privadas en la Región de Murcia: «La incertidumbre por el coronavirus y las consecuencias en el empleo y la economía de los padres limita la llegada de niños a las escuelas, y nosotros aguantamos con el mismo gasto o más esta situación». Mayor limpieza, mascarillas o mantener dos educadoras o auxiliares por aula están dejando pérdidas en muchos de estos negocios.

El sector de las escuelas infantiles privadas en la Región calcula que este curso falta la mitad de alumnos que los que se registraron el año pasado. La cifra puede ser incluso mayor en centros en entornos más rurales pero la pandemia ha dejado tocado a un negocio que ya estaba golpeado por la caída de la natalidad y el fenómeno de la despoblación. Estas escuelas, la mayoría en régimen de cooperativa (la Unión de Cooperativas de Enseñanza de la Región de Murcia cifra en 120 centros los que tiene controlados) pasan por una situación crítica que amenaza con el cierre de un importante número de ellas a lo largo de este año o que no se reincorporen a la actividad el próximo curso. Juan Antonio Pedreño, presidente de Ucoerm, es claro: «Con un 50% menos de matriculaciones hay muchas dificultades para continuar con el negocio y muchas se plantean seguir en los ERTE». Si bien es cierto que el 90% de estos centros han recuperado a la totalidad de su plantilla tras el inicio de curso, el futuro no augura nada nuevo.

«Los centros siguen contando con la plantilla fija, pero de cara a este curso se ha prescindido de muchos trabajadores complementarios que en otros cursos sí se suelen contratar», remarca José Francisco Parra, presidente en la Región de la Asociación de Centros de Enseñanza Privada. «Si la situación no cambia, se podrían llegar a extinguir muchos contratos de trabajo».

Los datos que manejan las patronales ahora mismo vienen a decir que «no hay una gran esperanza de recuperar las matriculaciones», señala Pedreño. Esa mínima esperanza que pueden mantener los centros se encuentra en enero o febrero de 2021, cuando el periodo de vigencia de los ERTE aprobado por el Gobierno de España y los agentes sociales termine y muchos padres se reincorporen a su puesto de trabajo. Las escuelas que ofrecen el primer ciclo de Educación Infantil también apuntan que de cara al segundo cuatrimestre del curso más padres pueden haber perdido el miedo o que las medidas de seguridad que se adoptan en estos centros «les tranquilice y acaben por matricular a sus hijos».

Ayudas, pero no préstamos

Araceli Valdés, propietaria del centro Nice Day, mantiene una matriculación casi completa en su escuela de Murcia y a la mitad en la de Cartagena. Analiza la situación del sector con este periódico y ve «un futuro negro» para la mayoría de escuelas infantiles privadas. Ante esto reclama, como todo el sector, ayudas económicas públicas que no vengan en forma de créditos.

El Gobierno regional sacó recientemente una línea de préstamos con una aportación de entre 15.000 y 50.000 euros para estos centros, «pero las escuelas infantiles no se pueden meter en un préstamo si mantienen pérdidas desde el inicio de curso». Valdés señala a la Comunidad por el abandono al que tiene sometido al sector, «reticente a solicitar estos préstamos», y pide ayudas para salvar a una gran cantidad de negocios. En el aspecto sanitario, la gerente de estos dos centros en Murcia y Cartagena reclama que se conozca el centro de salud de referencia que tocaría a cada escuela para poder consultar con mayor agilidad dudas sobre posibles positivos o contactos estrechos.