Desde Jesús Abandonado también han notado el crecimiento de personas que se han sumado a sus colas diarias en su comedor social, ubicado muy cerca de la Catedral de Murcia y de la Jefatura de la Policía Nacional. Sobre todo, se ha comprobado a raíz de las 170 nuevas familias que, a raíz del final del confinamiento, no solo tienen que luchar para poder llegar a fin de mes, sino que han pedido ayuda. «Es un perfil bastante importante. En estos momentos tenemos 170 personas con domicilio, más las personas que ya teníamos normalmente», definen voluntarios de Jesús Abandonado.

Este nuevo perfil que ha quedado como consecuencia de la pandemia son personas que, aunque tienen casa, no les llega el dinero para comer. Muchas están esperando que le llegue la ayuda de emergencia o que se les ha terminado el ERTE y no tienen un nuevo empleo.

Jesús Abandonado insiste en que estas personas se ven en la tesitura de «elegir entre pagar la comida o su casa». «Es un perfil de personas que no teníamos antes de la pandemia», destacan.