Fundación Ingenio y Cáritas Diócesis de Cartagena están trabajando para la firma de un convenio de colaboración que permita al sector agrícola abordar la gestión del desperdicio de alimentos y colaborar en ayudar dignamente a familias en situación de exclusión social. Asimismo, Fundación Ingenio se compromete con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) para avanzar en prácticas agrarias que garanticen la seguridad alimentaria y reduzcan el desperdicio de alimentos.

«Desde el sector agroalimentario estamos liderando una innovación sin precedentes y mejorando la tecnificación de nuestros campos en favor de una producción de alimentos en equilibrio con el planeta», Natalia Corbalán, directora de Fundación Ingenio.

Fundación Ingenio ha lanzado el Food Waste Challenge dirigido a proyectos que aporten soluciones al problema del desperdicio de alimentos.

Desde Fundación Ingenio recalcan el compromiso del sector agroalimentario para avanzar hacia una producción de alimentos suficiente para abastecer la demanda de una población mundial en aumento, pero sostenible y equilibrada para que no se produzca un desperdicio de alimentos.

«Según las últimas estimaciones la demanda de alimentos crecerá entre un 50 y 70% en 2030, por lo que debemos aumentar la producción de alimentos en un contexto de disminución de recursos hídricos, energéticos y de los suelos utilizados», revela Natalia Corbalán, directora de Fundación Ingenio, que agrupa a más de 10.000 agricultores y 45 empresas del Campo de Cartagena.

En ese sentido, Fundación Ingenio y Cáritas Diócesis de Cartagena están trabajando para la firma de un convenio de colaboración que permita al sector agrícola abordar la gestión del desperdicio de alimentos y colaborar en ayudar dignamente a familias en situación de exclusión social.

«A partir de este acuerdo que estamos desarrollando con Cáritas y que queremos materializar en donaciones concretas, nuestra idea es avanzar hacia una economía más solidaria y circular, donde los trabajadores del campo también podamos aportar nuestro granito de arena en la lucha contra el hambre y la pobreza», señala Natalia Corbalán.

Buenas prácticas

En esa línea, Fundación Ingenio está elaborando un Código de Buenas Prácticas Alienadas con los Objetivos de Desarrollo Sostenible, donde uno de los ejes estratégicos es la «minimización del desperdicio de alimentos y garantizar la seguridad alimentaria», asegura Natalia Corbalán.

Para ello, uno de los objetivos es establecer directrices de consumo adecuado, cuantificar el residuo alimentario, identificar la gestión de cada tipo de residuo y elaborar un plan de mejora con indicadores de reducción de residuo. «Nuestra ambición es llegar al residuo cero a vertedero», explica Corbalán.

Asimismo, Fundación Ingenio recuerda los avances «sin precedentes» que ha llevado a cabo el sector para incorporar la innovación y la tecnología al ciclo de los cultivos y promover una producción de alimentos más en equilibrio con el planeta y conseguir un mayor aprovechamiento de los recursos.