Tristemente el tiempo nos está dando la razón. No podemos perder la memoria cuando ya advertimos lo que iba a suceder. El cierre del ocio nocturno -sin un fundamento científico claro- ha traído situaciones con peores consecuencias de las que presuntamente se intentaban evitar: aumento de fiestas particulares y de botelleos en las calles, eventos privados clandestinos estimulando la economía sumergida... Todas ellas actividades incontroladas donde las garantías sanitarias brillan por su ausencia y que irremediablemente hacen subir los contagios, bajando la media de edad de los infectados.

Según los datos de esta semana del Gobierno regional, casi el 50% de los 154 brotes detectados en la última semana surgen en el entorno familiar. El martes 20 de octubre el número de nuevos infectados repuntaba espectacularmente hasta llegar a 671. Pero para la Administración los culpables son los locales de ocio nocturno, que llevan sin abrir semanas. Porque los profesionales que hemos implementado todas las medidas sanitarias propuestas seguimos cerrados. Sin ingresar un euro, generando gastos y haciendo equilibrios imposibles para mantener no solo nuestros negocios, sino nuestras vidas. Estamos al borde del abismo.

Desde el minuto uno hemos demostrado seriedad y compromiso. Fuimos los primeros en cerrar voluntariamente cuando comenzó el confinamiento, en un acto de responsabilidad y solidaridad hacia toda la sociedad. Hemos hecho todo lo posible para adaptarnos a la nueva normalidad, elaborando protocolos anti-covid con los que hemos acondicionado nuestros locales (control de acceso, equipos de refrigeración y climatización, geles hidroalcohólicos, supresión del espacio para estar de pie, etc), con el correspondiente sobrecoste económico azotando nuestras maltrechas cuentas.

Pero no ha valido de nada. La Administración ha ido aumentando su maltrato al sector, encadenando decisiones que no han sido más que continuos bandazos que concluyeron en el cierre de los locales. Una durísima medida que, incompresiblemente, no ha venido acompañada de unas ayudas realistas que puedan ser efectivas. Y es que su actitud de 'oídos sordos' tras 8 meses hacia el ocio nocturno es irresponsable e irrespetuosa, porque tras nosotros hay cientos de familias que viven de un servicio que la sociedad reclama y que hemos trabajado para ofrecer con todas las garantías sanitarias. No creo que se permitieran una postura tan cruel, despiadada e insensible hacia otros sectores.

Y los datos son más que abrumadores, según el último informe de España de Noche, la Federación Nacional de Empresarios de Ocio y Espectáculos. Cada negocio del ocio nocturno murciano ofrece de media empleo fijo a 16 personas y soporta un gasto medio mensual de más de 11.000 euros, un sector en el que la facturación del segundo trimestre de 2020 ha caído un 84,9%. Durante esta crisis sanitaria en la Región más del 92% de las empresas de ocio nocturno se ha visto obligada a destruir empleo, en una dura realidad en la que casi el 66% de los locales no podrá sobrevivir a 2020 si las condiciones no cambian. ¿Se necesitan más datos para mostrar la crueldad de la situación que vivimos?

La gente quiere disfrutar de su ocio nocturno, pero esta época requiere hacerlo con responsabilidad y todas las garantías sanitarias. Y eso solo lo puede ofrecer un sector profesional, controlado, concienciado y con todos los medios a su alcance para garantizar el orden y la seguridad de las personas. Pero nuestras persianas siguen bajadas de forma forzosa. Todo lo que hemos hecho, siguiendo las directrices de las autoridades, parece insuficiente. En tiempos tan difíciles para todos, la Administración ha demostrado una vez más la poca empatía que siempre ha sentido hacia nuestro sector y, como consecuencia de todo ello, ahí están los resultados.

Por todo ello queremos alzar la voz y seguir reivindicando nuestro derecho a poder trabajar. Hemos tomado la decisión de adoptar medidas de presión con movilizaciones y manifestaciones con carácter urgente hasta que se nos escuche. No somos el problema, somos parte de la solución: por favor, confiad en los empresarios del ocio nocturno.