Calzados Rumbo ha entrado en un proceso de liquidación y se dispone a negociar un expediente de regulación de empleo (ERE) para cerrar las tiendas que aún mantiene abiertas y despedir a su plantilla. La compañía murciana, que llegó a extenderse a la Comunidad Valencia y a Madrid, solicitó un expedientes concursal en primavera, que fue aceptado por el Juzgado de lo Mercantil número 1 de Murcia el pasado mes de junio, pero no ha conseguido mantenerse a flote. El próximo martes está convocada una reunión con los sindicatos para negociar las condiciones del despido de más de 200 trabajadores de sus tiendas.

El concurso de liquidación incluye también a la marca Cancha y otras filiales pertenecientes a la compañía murciana creada hace 40 años que tiene su sede en la pedanía murciana de Vereda de la Cueva, en la carretera de Alicante. Fuentes sindicales han informado de que la dirección trata de liquidar sus activos de forma ordenada para hacer frente a las indemnizaciones de la plantilla y a las deudas con sus acreedores.

En la ciudad de Murcia ya ha cerrado las tiendas de la Gran Vía y la Ronda Norte, pero aún mantiene abierta la de la plaza Fuensanta, entre otras. También continúan funcionado los establecimientos de los centros comerciales de Murcia y de Cartagena, en las que está dando salida a sus existencias.

El cierre irá produciéndose de forma paulatina a medida que vaya liquidando el stock.

La crisis provocada por el corononavirus ha acentuado los problemas ocasionados por la deuda de Calzados Rumbo y ha impedido reconducir su situación económica tras el cierre provocado por el confinamiento. La caída de los ingresos se ha visto agravada por los elevados costes que arrastra la cadena, entre los cuales destaca el precio de los arrendamientos que soporta.

Tras el levantamiento del estado del alarma la compañía se declaró en concurso de acreedores, que fue autorizado por el Juzgado de lo Mercantil número 1 el pasado 23 de junio. Su titular nombró un administrador concursal y ordenó la intervención de las cuentas, aunque la familia propietaria ha mantenido la administración.

Sin embargo, el expediente concursal no ha evitado la liquidación de una de las empresas emblemáticas de la Región, que fue fundada en 1980.

Antes de la crisis que ha llevado al cierre de la cadena la compañía venía alcanzando unas ventas cercanas a los 25 millones de euros.

Además de la extensa red de tiendas que llegó a tener en la Región, sobre todo en las ciudades de Murcia y Cartagena y en los centros comerciales, se extendió a otras comunidades y rozó las 70 tiendas.

Su enseña llegó a estar presente también en varios centros comerciales de Madrid, en los que llegó a abrir media docena de zapaterías.

La cadena murciana también se extendió a Alicante, donde empezó a cerrar el pasado verano.