Las nefastas consecuencias que la crisis sanitaria ha ocasionado a toda la sociedad a nivel global también inciden sobre una de las iniciativas más importantes y necesarias puestas en marcha en los últimos tiempos: la Agenda 2030.

Con el objetivo de poner fin a la pobreza, proteger el planeta y mejorar las vidas y perspectivas de las personas de todo el mundo, se fijaron 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible que fueron aprobados por todos los estados miembros de las Naciones Unidas. El ODS número 5 pretende lograr la igualdad entre géneros y empoderar a mujeres y niñas de todo el mundo, lo que ayuda a promover el crecimiento económico y el desarrollo a nivel mundial.

El objetivo es demasiado necesario e importante como para no sobreponerse a las dificultades que la situación actual nos presenta. Poner fin a todas las distintas formas de discriminación que sufren mujeres y niñas no es solo un derecho humano básico, sino que además resulta decisivo para llevar a cabo un desarrollo sostenible.

Aunque en los últimos 20 años se ha demostrado un progreso notable en la lucha por la igualdad de género, muy largo es aún el camino que queda por recorrer. Es cierto que el mercado de trabajo cuenta con más mujeres que nunca, pero las desigualdades en derechos laborales siguen estando presentes. La violencia y la explotación sexual, la división desigual del trabajo no remunerado -tanto doméstico como en el cuidado de otras personas- y la discriminación en la toma de decisiones en el ámbito público son grandes obstáculos que aún persisten.

Las leyes y normas sociales discriminatorias continúan siendo generalizadas; las mujeres siguen estando infrarrepresentadas a todos los niveles de liderazgo político, y la violencia sexual, física o psicológica sigue dejando millones de víctimas todos lo días.

Garantizar el acceso universal a la salud reproductiva y sexual, y otorgar a la mujer derechos igualitarios en el acceso a recursos económicos, como tierras y propiedades, son metas fundamentales para conseguir este objetivo. Aunque hoy más mujeres que nunca ocupan cargos públicos, alentarlas para que se conviertan en líderes ayudará a alcanzar una mayor igualdad de género.

Lamentablemente ha hecho falta una pandemia global para que la figura de la mujer vuelva a resurgir como vital a ojos de aquellos que aún no se habían enterado de su influencia en la sociedad. Desde el sector sanitario hasta el servicios, el trabajo de la mujer siempre ha estado ahí, injustamente infravalorado. La visibilización de esta reivindicación de derechos e igualdad entre géneros resulta hoy en día, bajo un contexto tan convulso, más importante aún si cabe. No conviene olvidar que la igualdad debe ser inherente en cualquier sociedad.