Decenas de familiares de los fallecidos en la residencia Caser en Santo Ángel (Murcia) durante la primera ola de la pandemia se concentraron ayer a las puertas del centro con pancartas exigiendo responsabilidades al Servicio Murciano de Salud (SMS) y a la dirección de Caser por el «abandono, las negligencias y la mala gestión» durante esos días en los que llegaron a contabilizarse 40 fallecidos en esta residencia.

Además, los familiares, que forman parte de la plataforma cívica Marea de Residencias, pidieron el apoyo de la plantilla de Caser para que rompa su silencio y denuncien lo que ocurrió.

Los convocados insistieron en la necesidad de que se legisle una Ley de Residencias que incluya el impulso de las inspecciones a los geriátricos, el aumento de la ratio de personal, la depuración de responsabilidades por la elevada y evitable mortandad en personas mayores y que limite la privatización de estos centros, entre otras cuestiones.

En esta concentración se hallaban algunos de los particulares que se han querellado a través de la Sala de lo Civil y Penal del Tribunal Superior de Justicia de la Región de Murcia (TSJRM) contra el consejero de Salud, Manuel Villegas y la consejera de Mujer, Igualdad, LGTBI, Familias y Política Social, Isabel Franco, por su gestión en la pandemia; también contra el director general de Salud Pública, José Carlos Vicente, el director gerente del Servicio Murciano de Salud (SMS), Asensio López, y la directora gerente del IMAS, María Raquel Cancela.

Los familiares, tras rodear las instalaciones en fila de a uno, colocaron claveles rosas en la puerta de acceso al centro «en memoria de los fallecidos y para perpetuar el recuerdo de la tragedia ocurrida este año». Al acto también asistieron miembros del colectivo Yayoflautas y del partido Podemos.

Encarna Vera es hija de una residente fallecida la pasada primavera y ayer actuó como portavoz de todos los presentes, «el de hoy es un acto de recuerdo de lo que pasó aquí, una oportunidad para reclamar una investigación que esclarezca lo ocurrido y que se tomen medidas para mejorar la calidad asistencial de todas las personas mayores», señaló.

«Creo que a todos nos gustaría llegar a ancianos con la certeza de que vamos a ser atendidos con dignidad», aseguró Vera que destaca que antes de la pandemia Caser Santo Ángel sólo tenía a dos facultativos contratados por las tardes, y después sólo a una doctora, también en horario de tarde, «entiendo que eran momentos aciagos para todos, pero una aseguradora suiza del calibre de Helvetia (que cerró la compra del 70% de Caser el pasado mes de junio) no creo que tengas problemas de disponibilidad económica para contratar en condiciones atractivas a más personal sanitario». Sobre las derivaciones, Vera entiende que fue muy «controvertido» el protocolo que se siguió en Caser impulsado por el doctor Abel Novoa, «me refiero al cuestionable y poco ético 'índice Profund', una escala que te va puntuando y si llegas a 11 ó más no te derivan a hospitales».