¿Cuál es la labor principal de la Unidad para la Igualdad de la Universidad de Murcia?

Se constituye como una estructura administrativa de la UMU, al amparo de los artículos 83 y siguientes de sus Estatutos. Es importante destacar que depende directamente del Rector, lo que realza su importancia. Como su nombre indica, está dedicada a desarrollar las políticas de igualdad en materia de género dentro de la propia UMU.

¿Cuáles son, más en concreto, sus funciones?

A modo de decálogo, y sin ánimo exhaustivo, se pueden citar algunas como elaborar informes sobre la situación en materia de género de cara a la implantación y seguimiento del Plan de Igualdad de la UMU; proporcionar información, asesoramiento, formación y apoyo en todos los temas relacionados con la igualdad; proponer actuaciones para reducir o eliminar la desigualdad entre hombres y mujeres en la UMU; y prevenir y, en su caso, tratar los episodios sobre acoso sexual y acoso por razón de sexo en el ámbito de nuestra universidad, entre otras muchas funciones.

Se trata de un servicio cercano a la Comunidad Universitaria, cualquiera puede acudir al mismo...

Sí, así es. Cualquier persona adscrita a UMU (por estudiar o trabajar en ella, incluso para empresas auxiliares) puede recurrir a los servicios de la Unidad.

Usted lleva dos años y medio al frente de este departamento. ¿Qué objetivos destaca como cumplidos? ¿Cuáles son los principales retos que aún quedan por lograr?

En este tiempo creo que la propia Unidad ha ganado mucha visibilidad como consecuencia de su mayor presencia en diversas esferas. Cada vez son más las personas que le demandan asesoramiento, consejo o ayuda en los temas que son de nuestra competencia. Desde luego, su equipo humano, pequeño pero muy solvente y entregado, procura estar a la altura.

Adicionalmente, una mayor conciencia colectiva sobre la relevancia de la igualdad nos está ayudando a seguir avanzando desde la UMU en la erradicación de la desigualdad y de las prácticas sexistas. Pero, al igual que en el ámbito social, las metas por alcanzar siguen siendo importantes: paridad en órganos unipersonales, promoción de acceso femenino a carreras masculinizadas, erradicación total del hostigamiento sexual, conciliación de la vida familiar y laboral con asunción compartida de tareas domésticas, neutralización de los efectos perjudiciales de la maternidad en las carreras profesionales, potenciación del deporte femenino y culminación del Plan de Igualdad de la UMU.

¿A qué tipo de situaciones discriminatorias se ha tenido que enfrentar esta Unidad?

La tipología es muy variada y lo mismo hemos abordado temas muy delicados (acoso) que consultas sobre horarios docentes, datos estadísticos o atención a víctimas de violencia de género. En ocasiones hemos propiciado un diálogo sereno entre las partes en conflicto a la hora de adoptar determinados acuerdos que afectan a derechos individuales (horarios, presencia en proyectos, destino a uno u otro lugar, turno de clases, etc.).

Siempre se suele decir que la universidad es reflejo de la sociedad y que si hay desigualdad fuera sería muy extraño que desapareciera al acceder al Campus. Cosa distinta es que las actuaciones propias de la propia UMU propicien la igualdad y procuren reducir las prácticas desacertadas.

¿Cree que existe desigualdad en la Universidad de Murcia en cuanto a los equipos directivos?

Estadísticamente hay menos catedráticas, menos mujeres responsables de proyectos de investigación, menos directoras de departamento, menos decanas, etc. No se trata de que las leyes discriminen directamente, pero sí es cierto que tratando por igual a hombres y mujeres indirectamente se está discriminando porque la realidad no es idéntica. La maternidad, pese a los esfuerzos del legislador, sigue pesando mucho en la promoción de las mujeres y si esa realidad no se tiene en cuenta es evidente que existe la discriminación.

Se hable de ‘techo de cristal’, de ‘brecha de género’ o de infrarepresentación, lo que se quiere indicar es siempre lo mismo: hay resortes, a veces agazapados, que siguen lastrando a las mujeres más que a los hombres. Todo eso es lo que, de manera paulatina, va remontando.

Respecto al alumnado, ¿están más concienciadas las nuevas generaciones?

La preocupación por la desigualdad entre hombres y mujeres nunca había alcanzado cotas tan elevadas en España. Las manifestaciones, concentraciones y movilizaciones de diverso cariz organizadas cada 8 de marzo demuestran un importante cambio de mentalidad en buena parte de la sociedad española. Las mujeres españolas se saben objeto de tratamiento diferente por el mero hecho de serlo. No todas, quizás, compartan la misma manera de abordar la cuestión y, quizás, no todas crean en las mismas medidas para tratar de solucionar el problema. Pero ya no hay dudas sobre la existencia de un problema. La sociedad española está concienciada con la desigualdad. Las mujeres lo están.

¿Cómo definiría la situación de la mujer en el mercado laboral de la Región de Murcia?

Afortunadamente, los datos indicadores están mejorando, pero la tasa de actividad, la retribución por sectores, la precariedad o la promoción a niveles elevados siguen siendo globalmente desfavorables. Y sigue habiendo situaciones inaceptables, cuando no directamente delictivas, en materia de acoso por razón de género.

Vamos en la buena dirección, pero lentamente. Ahora, la pandemia amenaza con causar mayores estragos en terrenos donde el trabajo femenino es mayoritario. Por eso todo esfuerzo posible es moralmente exigible, valga el juego semántico.

¿Ha sufrido usted, o conoce a alguien cercano que haya sufrido discriminación a la hora de promocionar en su trabajo por ser mujer?

Llevo muchos años en la UMU y las cosas son muy diferentes ahora que cuando yo entré en el año 89. En cualquier caso, en la actualidad no creo que se discrimine a las mujeres por el hecho de ser mujeres, el problema radica en que todavía seguimos asumiendo mayoritariamente el cuidado de la casa, los hijos o nuestros mayores y ello conlleva un retraso en la progresión de nuestras carreras académicas o científicas. La conciliación sigue siendo un gran hándicap pues no debe ser solo cosa de mujeres o de madres. La UMU debe facilitar esa conciliación, pero no en clave de feminización sino alentando que haya paridad.

Por último, en estos premios eWoman se valora la valentía y el talento de las murcianas emprendedoras. ¿Cómo valora el trabajo de estas mujeres?

Mujeres valientes, emprendedoras, polifacéticas y cosmopolitas. La clave está en que cada mujer que se valora a sí misma sea reconocida como merecedora de un premio en su propio ámbito. En tiempos difíciles, tenemos que transmitir valores positivos y este es un buen ejemplo. Por descontado, felicito a las premiadas y a la institución que así lo ha decidido.