El empleo, con casi 20.000 cotizantes más al Régimen Agrario en el mes de mayo, según recoge el último informe Indicadores de coyuntura económica y laboral del Consejo Económico y Social (CES). Aunque los datos recogidos en el balance de los primeros siete meses del año constatan la gravedad de la crisis provocada por el coronavirus, las cifras de exportación revelan que la agricultura y la industria agroalimentaria han conseguido también un importante crecimiento, que amortigua la caída del PIB.

El CES toma como referencia la estimación de la AIReF, que sitúa la caída del PIB del segundo trimestre en el 16,2%, frente al retroceso 22,1% de la economía. No obstante, advierte de que el impacto de los rebrotes hará más acusada la caída.

Las perspectivas del campo incluso «afianzan la impresión de que el año 2020 va a ser más favorable que el precedente para el sector agrario regional», que también tiene relación con las elevadas precipitaciones. El empleo en la agricultura, que se reducía a 74.000 personas al acabar 2019, sumó 18.000 trabajadores y alcanzó los 92.000 en mayo.

La buena marcha de la agricultura incluso durante los meses de paralización de la economía ha permitido alcanzar unas ventas al exterior de casi 5.000 millones hasta julio, un 3,7% más que el año anterior, a pesar del descenso en las exportaciones energéticas. «Como sucedió durante la Gran Recesión, las exportaciones de productos no energéticos contribuyen a suavizar el impacto de la crisis en la economía regional, en particular, los productos vegetales en fresco y la industria alimentaria, que crecen un 6,3% y duplican el repunte de 2019».

Por otra parte, pese a la contención del IPC que ha originado la falta de demanda de productos energéticos, «el acusado repunte de los precios de los alimentos es una característica resaltable de la coyuntura económica durante la fase de confinamiento, al que contribuyeron tanto los que requieren elaboración como los no elaborados». Así, el repunte de los precios de los alimentos «pasó del 2% en diciembre al 4,7% en abril».

El impacto del confinamiento sobre los salarios ha provocado una caída del 4% en los costes laborales entre abril y junio, que se sitúan en 2.233 euros por trabajador, frente al aumento del 1,9% registrado en el primer trimestre y solo tres décimas menos que en 2019. «Esta contracción es mucho más profunda que en España, que registra una caída interanual del 8,3%. El coste laboral por trabajador se sitúa en 2.443 euros mensuales de media.

Murcia se convierte así en la segunda región, solo por detrás de Navarra, con menor caída del coste laboral, mientras que Canarias se sitúa en cabeza, con un descenso del 20,8%. La pandemia ha provocado también un retroceso de la población dispuesta a trabajar y un aumento de las personas que salen del mercado de trabajo y pasan a ser inactivas, en su mayoría mujeres.