Las costas murcianas se han convertido los últimos meses en uno de los focos principales para la llegada de inmigrantes en patera. Esta situación, unida a la emergencia sanitaria provocada por el coronavirus, ha puesto a prueba el dispositivo humanitario de Cruz Roja, que ha tenido que hacer frente a días en los que cientos de personas, principalmente llegadas de Argelia, ponían pie en suelo español, sin saber si portaban el SARS-CoV-2.

La directora de Inmigración de Cruz Roja en la Región, Mari Carmen Ortuño, reconoce que ha habido «mucha carga de trabajo», sin embargo, subraya la «gran implicación» que han tenido los voluntarios y trabajadores de la ONG para «adaptarse» a la situación y asegura que «si bien ha habido momentos de estrés, nunca ha habido descontrol».

El protocolo de actuación ante la llegada de embarcaciones no ha sido siempre el mismo. «Va cambiando cada día, dependiendo de las circunstancias y de los recursos de los que diponemos, que son finitos», explica Ortuño.

Desde la aplicación del estado de alarma el pasado mes de marzo, nada más llegar al Puerto de Cartagena, a todos los inmigrantes se les hace una PCR para saber si tienen o no la covid-19. En base a los resultados, hay dos caminos.

El primero de ellos, si dan negativo, es la propuesta de acogida integral por parte de una ONG como es la Cruz Roja. Los recién llegados tienen la opción de aceptarlo o no. «La mayoría ya vienen con una idea en la cabeza de hacia dónde quieren ir, tienen familia esperándolos en algún punto de España o de Europa, así que rechazan la acogida y quedan libres.

Cabe recordar que los CIE (Centro de Internamento de Extranjeros) fueron clausurados con el estado de alarma. Antes, los inmigrantes procedentes de Marruecos y Argelia eran trasladados allí para ser después expulsados, ya que España tiene convenios de cooperación con esos países. Sin CIE, y habiendo dado negativo en la PCR, estas personas pueden seguir su camino libremente si deciden no aceptar la acogida integral. «Por lo general, ellos la aceptan en el puerto para asentar sus ideas, descansar después del viaje, pero después de uno o dos días, una vez les han devuelto los móviles y establecen contacto, suelen renunciar», comenta.

Aquellos que aceptan la acogida son trasladados a un albergue, un hotel o una vivienda compartida, dependiendo de los recursos con los que se cuente en ese momento. La entrada se hace para seis meses como máximo, aunque los más vulnerables, como puedan ser enfermos o mujeres embarazadas, pueden disfrutar de una prórroga de hasta 18 meses.

Aquellos que dan positivo en el Puerto de Cartagena pasan por un protocolo distinto. El infectado es trasladado al hospital y, los que lo acompañan, son trasladados al Hotel Cenajo para hacer la cuarentena. «Antes tambien disponíamos del albergue de El Valle o del Cabezo Beaza, pero ya se han centralizado los recursos en un único sitio», comenta la coordinadora de Cruz Roja, que añade que, tras pasar 14 días aislados, pueden aceptar los servicios que ofrecen en la ONG o quedar libres.

La Policía Nacional ordenó esta semana que reabran los CIE con el objetivo de que vuelvan a ser usados por los migrantes que llegan a España en pateras. También se pidió realizar las «gestiones oportunas» con los consulados de los países de origen para materializar las expulsiones.

Por el momento, el CIE de Sangonera la Verde (Murcia) no ha vuelto a funcionar, aunque la reapertura puede producirse en cualquier momento. «La orden ya está cursada para todos, ahora depende de los procesos de planificación y organización de efectivos de cada centro. Será en breve», aseguran a esta Redacción fuentes del Ministerio del Interior.

Con los CIE abiertos, el destino de los inmigrantes marroquíes y argelinos volverá a ser el de antes de la pandemia, es decir, pasarán por estos centros para después ser, a no ser que pidan asilo y se les conceda, expulsados.