Irene Caselles, de Orihuela (Alicante), y Jorge Zapata, de Pamplona (Navarra), se casaron el sábado 19 de septiembre en la iglesia de San Miguel de Murcia. Pese a las restricciones de aforo, optaron por celebrar su boda en la Región porque les gustaba tanto la iglesia como el lugar de la celebración. Buscando la «comodidad de los invitados que venían de fuera», optaron por La Cabaña, en El Palmar. «Empezamos a planearla hace un año, al principio pensábamos en una boda de unos 200 invitados».

Un mes antes de la fecha definitiva, decidimos reducirla a unos 60», cuenta la pareja. No obstante, las restricciones impuestas por Salud hicieron que a tan solo dos semanas de sus nupcias tuvieran que hacer otro recorte hasta las 30 personas permitidas, que distribuyeron en seis mesas en un espacio al aire libre que tuvieron que compartir con otros grupos que fueron a cenar esa noche al restaurante del chef Pablo González. Esto no les hizo cejar en su empeño de optar por Murcia: «La familia de Jorge era más grande que la mía», relata Irene, «así que decidimos que fueran solo sus padres y sus 5 hermanos con sus mujeres, en total unas 15 personas.

Por mi parte, invité a mis padres, mi hermana y algunos tíos. Estuvimos los imprescindibles». Esta decisión por suerte no causó desagrado, sino más bien comprensión: «Ya habíamos tenido que prescindir de los amigos, que solo pudieron verme en la Iglesia. También hubo algunos que preferían no venir y se quedaron más relajados, sobre todo gente mayor», aseguran. No obstante, para complacer a los que no pudieron acudir hicieron una comida en Campoamor.