La presidenta de Unicef Comité Murcia, Amparo Marzal, ha alertado este lunes en la Asamblea Regional de que los índices de fracaso y abandono escolar en la Región podrían "agravarse" por la situación provocada por la covid-19.

Marzal, que ha comparecido ante la Comisión especial de Reactivación Económica y Social, ha expuesto que en 2019 más de un 22% de jóvenes de la Región abandona los estudios tras terminar la ESO, mientras que 6 de cada 10 jóvenes de 15 años repite curso.

Según los datos que ha aportado ante la comisión, 8 de cada 10 niños ha tenido problemas para poder seguir las clases a distancia durante la pandemia, destacando los niños de familias con pocos recursos, extranjeras o de familias monoparentales. En ese sentido, ha reclamado "apoyo! para que los niños puedan seguir las clases y reciban una educación. "Se necesita también un plan general para que se determine claramente qué contenidos dar o no. La escuela tiene que garantizar el derecho a la Educación", ha indicado.

Ha recordado que, según la tasa AROPE, en 2019 había un 36,2% de niños que estaban en riesgo de pobreza y exclusión. "Sin niños que habitan el 44% de los hogares murcianos que no pueden afrontar gastos imprevistos", ha dicho.

De ahí que durante su intervención haya pedido también la puesta en marcha de medidas que ayuden a estas familias. Para evitar el abandono escolar plantea la necesidad de contar con un programa de apoyo escolar a lo largo del curso para realizar un seguimiento de los estudiantes. "Que se desarrollen plataformas digitales de enseñanza que garanticen la ciberseguridad, la formación, el desarrollo de un programa de enseñanza a distancia respetando la libertad de cátedra, asegurando la adquisición de competencias del currículo básico", ha pedido.

Por otro lado, pide que las ayudas económicas lleguen a todos los que las necesitan. "Hay que intentar que el ingreso mínimo vital llegue a todos los que lo necesitan y que sea compatible con las rentas sociales que se pueden distribuir en las comunidades autónomas", ha señalado indicando que el ingreso mínimo vital "podría contribuir a un sistema social sólido que ayude a reducir la pobreza".

También ha instado a garantizar que todos los niños puedan tener una alimentación equilibrada y a reforzar las líneas de recursos a la infancia, entre otras.