Se tomó su vaso de leche y se marchó en paz, en su cama, en su casa de Totana, con su familia guardando su tranquilidad al otro lado de la puerta. Llevaba unos días malos, «como una vela que se va apagando poquito a poco», decía un familiar ayer. Hasta hace poco cantaba copla por las noches y su familia le pedía que no gritara tanto. Quería salir de casa, quería ir a «este sitio, al otro, a aquel». El confinamiento no iba con él y, aunque llevara practicamente dos años postrado en la cama, el mejor trovero de la Región quería todavía más fiesta.

108 años de vida y leyenda ha tenido Juan Tudela Piernas, conocido como Tío Juan Rita, conocido también por tener una capacidad de improvisación en los trovos que no ha logrado nadie en el último siglo. Pertenece a una generación de músicos populares que reanimaron el trovo en la década de los años 60 y 70 del siglo pasado. Junto a Manuel Cárceles 'El Patiñero', José Travel 'El Repuntín' de Puente Tocinos (Murcia) y Ángel Cegarra 'El Conejo', el Tío Juan Rita era el último eslabon de una saga primitiva que revoluciónó este cante popular murciano y que a día de hoy se mantiene.

A los ocho o nueve años comenzó a cantar coplas. Nació en Aledo el 14 de febrero de 1912 y le tocó vivir una infancia dura y con muchas penurias. Fue pastor, cuidó ganado, trabajó en las minas de azufre y recogió esparto. «Su vida adulta comenzó siendo el trabajo y la fiesta», señalaba ayer el investigador y músico Tomás García, una de las personas que más conoce y ha estudiado la vida de Juan Tudela y su legado cultural. «Su figura se hizo popular con la cuadrilla de Aledo con la que ha estado bastante tiempo, se dio a conocer con el cante de las Pascuas cuando llegaba el tiempo de la Navidad», señala el investigador, que añade que «no era un trovero que cantara décima espinela o hiciera controversias muy profundas pero sí hacia quintillas por malagueñas cuando llegaba el tiempo de verano y se sumaba a las veladas de trovos con el Patiñero».

Tenía una facilidad para hacer estrofas de cosecha propia «increíbles», subraya Carlos Salcedo, presidente de los Aguilanderos de Barranda, pueblo que ayer lloraba la muerte de la única persona que, cuando llegaba a la plaza del Muelle de la localidad para celebrar la Fiesta de las Cuadrillas de Barranda cada enero, atraía a todas las personas con su simpatía, su cercanía, sus buenas palabras... «Te podía sacar la carcajada y podía dejar en ridículo a cualquier persona que tuviera delante con sus coplas improvisadas, aunque él siempre ha sido respetuoso con sus compañeros/contrincantes musicales».

Juan Rita era el poeta repentista más longevo del mundo, un tipo de poesía donde tiene fuerte presencia la estructura y todo se improvisa. Como trovero inició su trayectoria cuando tenía más de 30 años, como relevo del 'Tío Agustín Reales'. En esa improvisación usaba cuartetas, seguidillas o décimas, y con pocos versos encandilaba al público.

Amigos y sus más de 40 familiares, contando bisnietos y tataranietos, se despidieron ayer en el tanatorio José Antonio de Totana, donde fue llevado tras fallecer en torno a las 10.30 de la mañana. Troveros de toda la Región, de todas las cuadrillas, quisieron rendirle un breve homenaje, limitados por las restricciones debido al coronavirus, en las puertas del tanatorio o en la distancia, improvisando versos que jamás hubieran querido cantar.

Su 'nieto' artístico, su guía en las quedadas de troveros por todo el levante español, Francisco Javier Andreo, alcalde de Aledo, se mostraba triste ayer pero animado por una cosa: «Me he quedado pensando en todos los buenos ratos que nos ha hecho pasar».