Encarna Jiménez, con tres hijos, natural de Molina de Segura pero residente en Alcantarilla desde que se casó y viuda desde hace 16 años, cumplirá el próximo 4 de noviembre 97 años. Nos recibe en su casa de la calle Cervantes su hijo, José Antonio García. Dentro de la vivienda se encuentra su mujer, María y Sandra, la cuidadora de Encarna desde hace más de dos años. Encarna está sentada en un sillón individual frente a un andador que necesita desde que hace unos años sufriera una caída desde su cama y se lesionara la cadera; es el único percance serio que ha sufrido que puedan recordar sus familiares. La salud de Encarna siempre ha sido de hierro y ha llegado a la tercera edad en plenas condiciones físicas y mentales. Ni siquiera la covid-19 ha podido causar estragos en su sistema inmunológico, de hecho, ayer descubrió que ha superado el coronavirus.

Hace cerca de tres semanas, la cuidadora de Encarna, Sandra, salió un sábado a una confitería cercana a tomar un café. Sólo fueron 15 minutos, pero al lunes siguiente el propietario de la confitería publicó un escrito informado de que había dado positivo por covid-19, también su mujer. Todos aquellos que frecuentaron este establecimiento tuvieron que contactar con sus médicos de referencia y hacerse la prueba PCR, entre otros, Sandra, que el mismo martes se dirigió a La Arrixaca para hacérsela. También Encarna, en su caso un equipo de su centro de salud acudió a la vivienda para realizarle la prueba. A las 48 horas se confirma que ambas alojan el coronavirus SARS-CoV-2. En ese momento los hijos de Encarna toman la decisión de no contárselo para evitarle preocupaciones porque «es una persona muy aprensiva». En cuanto a la prueba, sus familiares le contaron que como pertenecía a un grupo de riesgo, era sólo una medida cautelar.

Mientras José Antonio relata estos primeros instantes, Encarna, que sigue sentada en su sillón, parece comprender en ese momento que ha desarrollado la enfermedad y pregunta, «ah, ¿es que yo la tenía?». La pregunta que hace Encarna es sincera y natural, no sólo por el secretismo con el que la familia ha llevado este proceso, sino porque no ha sufrido ningún síntoma vinculado al covid-19, «no sabía que tuviera nada, porque me he sentido como siempre, ni chispa de fiebre, ningún dolor, no he notado nada en mi cuerpo, lo único distinto es que no me visitaban como antes». Cuando se le pregunta si le ha molestado que sus hijos le hayan ocultado su positivo por covid-19, Encarna lo tiene claro, «han hecho bien en no decírmelo, es lo mejor, creo que si lo hubiera sabido me habría encontrado mal sólo de pensarlo». A pesar de tener el alta, los familiares aseguran que no se le ha realizado una nueva PCR.