Sin abrazos de por medio, manteniendo la distancia de seguridad y con mascarilla, así fue el reencuentro de los jóvenes que llegaban ayer a la puerta de colegios e institutos de la ciudad portuaria y que, tras seis meses de espera, se reincorporaban a las aulas en unos centros de enseñanza «muy diferentes» a los que dejaron allá por el mes de marzo.

«Tenía muchas ganas de ver a mis amigos y volver al cole», aseguraba Olivia, de seis años, tras llegar a la puerta del colegio acompañada de su madre. «Pues yo la verdad es que estaba más tranquilo en casa», confesaba Andrés, también de seis años de edad. Ambos saludaban tímidamente, con la mano y desde lejos, a todos los amigos que iban llegando poco a poco a la puerta principal.

Aunque la mayoría de los padres coinciden en que la vuelta a clase era «muy necesaria» para los pequeños, también explican que «es difícil hacerles entender esta situación» y son muchos los que sostienen que los niños «no han terminado de perderle el miedo al virus», sobre todo los más pequeños.

«Ella tenía ganas de volver», explica Isabel Co mientras señala a su hija Andrea, de ocho años. «Soy consciente de que es necesaria la vuelta, los niños tienen que relacionarse, aprender y les va a venir muy bien, pero la verdad es que estamos preocupados, hay mucha incertidumbre con respecto a lo que va a pasar en las próximas semanas, el miedo está ahí», aseveró Co. Asimismo, sentencia que «ha faltado planificación por parte de la Consejería de Educación» en el regreso a las aulas.

Otros, como Cristóbal Acosta, lo hacen «por obligación» y se muestran reticentes a este regreso a los centros educativos ante los rebrotes. «Creo que sería más lógico que la vuelta hubiera sido mediante la enseñanza online», apunta.

Segundos antes de entrar, los padres advertían: «Lávate bien las manos y haz todo lo que te diga la seño», replicaban la mayoría. Este año, como medida de contingencia a nivel regional, se prohíbe la entrada de los padres al centro, por lo que los niños han de entrar solos, colocarse en su marca y seguir las indicaciones de los profesores, una medida que provocó más de un llanto entre los pequeños.

Para evitar aglomeraciones, los centros de enseñanza han organizado a sus alumnos en distintos horarios y por diferentes puertas de acceso, lo que alargó la entrada al aula en el primer día.

Cada uno de los colegios e institutos del municipio de Cartagena han elaborado un Plan de Contingencia que contempla las normas de seguridad para evitar la entrada del virus en las aulas. Una tarea «muy complicada» y en la que llevan trabajando desde el mes de julio «sin descanso» tal y como indica Manoli Izquierdo, directora del Colegio La Vaguada.

Desde que ponen un pie en el centro y hasta que se sientan en su pupitre los alumnos pasan por todo un circuito perfectamente programado. «El primer paso es pasar por la alfombra desinfectante, después hay que lavar las manos con gel hidroalcohólico y seguir las guías de vinilo ubicadas en el suelo del centro para acceder al aula lo el lugar correcto», expone Izquierdo. Una vez en el aula, los chavales cuentan con un 'kit de desinfección' dotado de gel para las manos y un pulverizador con desinfectante para superficies, con el que cuando cambian de aula, limpian minuciosamente sus mesas y sillas de manera individual. Además, en cada uno de los baños se han instalado dispensadores de gel y toallitas de manos.