La fusión de Bankia con CaixaBank, que puede ser la primera de una nueva oleada de concentración bancaria, repercutirá de forma más acusada en las empresas y contribuirá a acrecentar la exclusión financiera que sufren ya los pequeños municipios y pedanías de la Región, según las estimaciones del profesor de Economía Aplicada de la UMU Francisco Maeso, experto en mercado financiero.

Por su parte, el decano del Colegio de Economistas, Ramón Madrid, alerta de que la reestructuración del sistema bancario y la implantación de la banca electrónica «aumenta la brecha digital» y las dificultades a las que se enfrentan las generaciones con menos capacidad para manejar su cuenta y realizar sus operaciones de forma telemática.

Los expertos consultados por LA OPINIÓN los sindicatos coinciden en que las dos entidades en negociaciones tienen una gran presencia en la Región, dado que Bankia es la heredera de la desaparecida Cajamurcia. Tras los ajustes realizados a lo largo de la última década conserva 163 oficinas.

CaixaBank tiene casi un centenar, lo que eleva la suma de ambas entidades a más de unas 262 sucursales, muchas de las cuales se encuentran muy próximas, por lo que se considera que el cierre será inevitable en bastantes casos, con el consiguiente impacto en la plantilla, que suma algo menos de 1.300 trabajadores, aunque los sindicatos hablan de 1.400 personas.

Según los datos ofrecidos por los dos futuros socios, Bankia tiene 865 empleados, mientras que Caixabank cuenta con 427.

CCOO ha adelantado que, «como sindicato mayoritario en Bankia y en CaixaBank» exigirá un acuerdo laboral que contemple «salidas voluntarias si se plantean excedentes, la preservación y mejora de las condiciones salariales y laborales y un proyecto de empresa con viabilidad futura».

El secretario general de la sección sindical de UGT en Bankia, Jesús Vázquez, que negoció el ERE aplicado en BMN tras la fusión con la entidad presidida por José Ignacio Goirigolzarri, mostró su preocupación por «la gran duplicidad de oficinas que existe en todo el Arco Mediterráneo» y señaló que la reducción del empleo de entre el 18% y el 20% que se aventura en este momento «sería un disparate».

El profesor de la Universidad de Murcia, Francisco Maeso, añade que el cierre de oficinas y el recorte de personal tiene una mayor incidencia en las empresas, dado que priva a los propietarios y a los responsables financieros de los interlocutores con los que están acostumbrados a negociar sus créditos. «Se pierde el modelo de relación con el cliente.

Si la persona de contacto desaparece o se va a otro sitio, el capital humano se puede perder». Maeso explica que «esta pérdida de capital humano» obliga a las compañías a adaptarse a «los nuevos criterios de valoración de riegos» y a las pautas de selección de las entidades en las que acaban aterrizando tras una fusión, lo que «puede dificultar las peticiones de las empresas». El experto en mercado financiero apuntó que «la única ventaja es que en la situación actual las empresas pueden optar por conseguir créditos por otros medios».

Francisco Maeso y Ramón Madrid coinciden en que «si se cierran demasiadas oficinas, muchos usuarios van a tener problemas de acceso a los servicios financieros» en los municipios y en las pedanías.

El profesor de la UMU no descarta que las entidades financieras, en lugar de pagar impuestos por tener un cajero en la calle, «acaben cobrando por prestar este servicio» a las instituciones públicas en los pueblos que han abandonado.

Maeso aludió también a la obra social de los futuros socios y dijo que los ingresos de la Fundación Cajamurcia, propietaria de las acciones de la desaparecida caja murciana integrada en Bankia, dependen exclusivamente de «la rentabilidad» del banco resultante, mientras que la Fundación La Caixa tiene unas vías de financiación «más diversificadas».

El decano del Colegio de Economistas mostró su preocupación por las consecuencias que la concentración bancaria tendrá para las personas de más edad que no han llegado a incorporase a la digitalización y apuntó que «habrá que tomarse muy en serio la formación de toda la población». A su juicio, sigue existiendo «el estereotipo del pensionista que va al banco el día de cobro, saca el dinero para pagar sus recibos y luego vuelve a ingresar lo que le queda en su cuenta».

Madrid cree que las condiciones del mercado financiero, con unos tipos de interés inéditos y la escasa rentabilidad de las entidades,obliga a la concentración para tener más eficiencia, pero alertó de que el proceso puede desembocar en «un oligopolio». No obstante, mostró su confianza en los controles del Banco de España y la CNMV.