«Estamos agotados por todo lo que hemos vivido en estos últimos meses y seguimos trabajando con la incertidumbre de cómo afrontaremos lo que está por llegar». Así lo indica una sanitaria del Hospital Morales Meseguer de Murcia, profesional que coincide en su análisis con representantes médicos y distintos profesionales consultados.

Este centro es precisamente uno de los que tiene más pacientes covid en UCI en la actualidad y uno de los que antes colapsó en la primera oleada de la pandemia, por el alto número de casos que se registró en el Área VI de Salud.

Los sanitarios tienen aún muy reciente lo mal que lo pasaron en marzo y en abril con los primeros contagios del coronavirus, que cogió a los hospitales y centros de salud desprevenidos en todos los sentidos.

«Fueron tres meses sin descanso, trabajando de lunes a domingo, con lo que supone la presión psicológica de esa situación en la que no puedes desconectar en ningún momento», recuerda Santiago Poveda, vocal de la Sociedad Murciana de Medicina Familiar y Comunitaria (Smumfyc).

Los profesionales confiaban en que antes de que llegara el segundo envite de la pandemia tendrían un descanso para coger fuerzas, pero no ha sido así y los casos se han disparado antes de que acabe el verano. Por ello, miran con miedo lo que está por llegar en otoño e invierno, cuando se solaparán los pacientes covid con los de gripe y las descompensaciones de crónicos.

Pese a que la experiencia es un grado, cuando se habla de coronavirus y que los sanitarios confían en no llegar a la saturación de los peores momentos, observan con impotencia cómo va aumentando el número de contagios día a día y la «calma tensa» que se respira en los centros hospitalarios les recuerda los días anteriores al caos.

Porque aunque nadie sabe con certeza qué va a pasar, la opinión generalizada es que «no pinta bien».

Poveda afirma que «ahora nos vemos saturados sin una solución a corto plazo y está afectando psicológicamente a muchos compañeros, quienes están viendo que todo se va complicando».

Los profesionales insisten en que aunque las Unidades de Cuidados Intensivos (UCI) se están llenando, el colapso no empieza en ellas, sino en Atención Primaria y de ahí el paciente que no es atendido va a que lo vean en Urgencias y la bola va llegando así al hospital. La falta de profesionales en Atención Primaria y la necesidad de reforzar las plantillas es una vieja reivindicación del Sindicato Médico Cesm. Su portavoz, María José Campillo, explica que «ya antes de la pandemia teníamos un déficit de 250 médicos en Primaria (150 médicos de familia y 100 pediatras), por lo que llegamos a la alerta sanitaria en una situación delicada y ahora, a los que necesitábamos en su momento habría que añadir un 30 por ciento más».

Muro de contención

Esta profesional critica que a los dirigentes se les llene la boca diciendo que los centros de salud son un muro de contención de la pandemia, «pero no se refuerzan y cada más los facultativos asumen más responsabilidades», lo que ha llevado a que este verano estuvieran viendo una media de 60-70 pacientes diarios al no haberse cubierto ni las vacaciones.

Campillo tiene claro que, «cuando la Atención Primaria colapsa, el sistema entra en barrena y por ello no podemos mantener centros de salud en nivel rojo durante meses», ya que esto hace que «la patología habitual y los pacientes crónicos estén desatendidos».

Con este panorama, los sindicatos dan por hecho que en los próximos meses se incrementarán las bajas del personal sanitario. Principalmente de los que han estado y están en primera línea, como son Atención Primaria, Urgencias, UCI y los servicios más relacionados con la infección como Neumología, Anestesiología y Medicina Interna. En el agotamiento de los profesionales también coincide el médico Mario Soler, presidente de la Asociación de Defensa de la Sanidad Pública (ADSP), quien afirma que pese a que esperaban tener un descanso entre la primera y la segunda oleada, «la epidemia no nos ha dado tregua» y «hemos pasado el verano cubriendo a compañeros con jornadas que terminaban en muchos casos a las cinco o las seis de la tarde desde primera hora de la mañana».

Por ello, pide a las autoridades que mejoren el sistema de rastreo y se descargue de burocracia a los profesionales, ya que «no damos para más y la puerta de entrada, la Atención Primaria, está entrando en colapso». Los sanitarios insisten en que «este virus nos está dando sorpresas todos los días y, aunque estemos agotados, no podemos bajar la guardia».

"Es descorazonador que se salten las cuarentenas"

El trabajo de seguimiento de pacientes que están llevando a cabo los profesionales de Primaria se ha multiplicado significativamente, ya que en la actualidad hay casi de 6.000 personas que han dado positivo a las pruebas PCR y que deben guardar aislamiento domiciliario, pacientes a los que hay que hacer seguimiento para verificar que se están cumpliendo las cuarentenas. Sin embargo, esta semana el propio gerente del SMS, Asensio Lopéz, alertaba de que los facultativos perciben que hasta un 60 por ciento de estos pacientes les mienten y no están en casa cuando se les llama, lo que pone en peligro al resto de la población.

El vocal de Smumfyc, Santiago Poveda, confirma que «tenemos la percepción de que la gente se está saltando el aislamiento porque cuando los llamamos se escucha ruido de calle, muchas veces coches y hasta la voz del camarero del bar donde han ido a tomar algo». Por lo que asegura que «ver cómo se saltan las cuarentenas es totalmente descorazonador, ya que si se les manda este distanciamiento no es por capricho sino para cortar la cadena de contagios».