Contratos temporales que en ocasiones sólo duran días y que obligan a los empleados a 'saltar' de una a otra ETT (empresa de trabajo temporal) sin saber para qué empresa trabajan en cada momento, sueldos precarios de los que dependen sus familias y que no se pueden permitir perder y situaciones económicas que les obligan a compartir viviendas de espacio muy reducido con otras personas. Estas son algunas de las situaciones que se están encontrando los rastreadores de Salud Pública entre las personas contagiadas de coronavirus que se niegan a seguir la cuarentena.

Esta realidad ha hecho que la covid se multiplique entre los temporeros y que desde la Consejería de Salud se haya puesto la lupa sobre el sector agrícola, ya que la situación socioeconómica de sus trabajadores es lo que les empuja en muchas ocasiones a no respetar las medidas de seguridad para contener el virus.

El propio consejero de Salud, Manuel Villegas, reconocía este martes en un encuentro informal con los medios de comunicación acompañado de su equipo que esta situación se debe a «un problema estructural» del tejido productivo y del modelo socioeconómico, algo que «no se puede cambiar de un día para otro» y que también se está dando en provincias como Almería, con mucha actividad agrícola, como sucede en la Región de Murcia.

Los responsables sanitarios reconocen que la industria agroalimentaria «nos preocupa mucho» y es que a pesar de que las grandes empresas están aplicando bien los planes de contingencia, el problema está en los desplazamientos al trabajo o en las reuniones entre empleados para el cambio de ropa y para almorzar, donde se relajan, no cumplen las distancias y se quitan la mascarilla.

«El sector agrícola es un punto caliente, como lo son las reuniones familiares, ya que los empleados pasan de una empresa a otra en muy poco tiempo y mantienen muchos contactos», apuntan.

En julio, por ejemplo, los mayores contagios se daban en el ámbito laboral, mientras que en agosto crecieron los casos en familia y ocio, también por coincidir con las vacaciones, una situación que aunque se ha frenado por las limitaciones al ocio nocturno no ha evitado que se detecten siete brotes con más de cien contagiados en bares en los últimos días.

Preocupa la vendimia

Los responsables de Salud Pública reconocen que las zonas más afectadas en estos momentos son el Valle del Guadalentín (Lorca y Totana) y LorcaTotanaJumilla, donde ha comenzado la vendimia. Zonas agrícolas con un gran número de temporeros a los que muchas veces cuesta que llegue el mensaje de prudencia y de respeto a las normas de seguridad por tener otras costumbres y culturas en las que está muy arraigado el contacto social.

Precisamente, entre los 1.700 casos positivos que se detectaron la semana pasada hay 35 nacionalidades y, de ellos, la mitad se dan entre población latina. Esto ha hecho que desde la Consejería y desde el Servicio Murciano de Salud (SMS) se estén buscando los canales más adecuados para que les llegue el mensaje y en algunos casos se ha optado por recurrir a los líderes de cada comunidad.

En Lorca, por ejemplo, el mensaje que se lanza desde el coche que sale por las calles con altavoz se difunde en árabe y es la voz del imán la que escucha la población magrebí. Además, se han hecho folletos en distintos idiomas con las recomendaciones sanitarias que se dejan en los autobuses de transporte colectivo de temporeros y se recurre también a las emisoras de radio más escuchadas por esta población.

Desde Salud también se les quiere hacer llegar el mensaje de que, aunque su situación económica sea delicada, hay recursos a su disposición para poder guardar la cuarentena, ya que los servicios sociales de los ayuntamientos les garantizan alimentos para todo el núcleo familiar durante el tiempo de aislamiento y se han habilitado instalaciones, llamadas 'arcas de Noé', para trasladarlos si se presenta la situación de que en casa no puedan mantener el aislamiento durante el tiempo marcado por los médicos y hasta que pasen la enfermedad.