Declara encontrarse al servicio de Dios desde que en el Colegio Nelva de Murcia descubrió las enseñanzas de monseñor José María Escrivá de Balaguer. La laica Isabel Sánchez (1969), la mujer con más poder dentro del Opus Dei en todo el mundo, enarbola desde su soltería elegida la bandera del feminismo, eso sí, convencida de que «el cableado» cerebral de los dos sexos es diferente y de que el ADN de la Iglesia es incompatible con la idea de que las mujeres puedan decir misa. Acaba de publicar 'Mujeres brújula (Espasa)', una galería en la que las féminas se erigen en protagonistas del futuro que se avecina marcado por la pandemia del coronavirus.

P ¿Es 'Mujeres brújula' un libro feminista?

R Sí porque recoge un liderazgo que emerge en este tiempo de transformación social en el que la mujer toma las riendas de las situaciones.

P ¿Cómo se vive el feminismo dentro del Opus?

R Las opciones son múltiples porque cada persona tiene libertad para vivir el feminismo como quiera.

P Pero tendrán una idea general compartida del feminismo...

R Buscamos la igualdad de oportunidades. Aspiramos a un feminismo solidario y de servicio. Soy feminista, pero sin excluir al hombre.

P Usted es la mujer con más poder dentro del Opus en todo el mundo.

R Así es. Estoy en el cargo con más poder de decisión a la hora de asesorar al prelado del Opus, monseñor Fernando Ocáriz.

P ¿En qué asuntos asesora usted al prelado?

R En todo lo relacionado con la expansión de la Obra. En proyectos para erradicar la pobreza, iniciativas educativas, familia, juventud y propuestas para favorecer la promoción de la mujer.

P ¿Qué le preocupa a monseñor Ocáriz de la mujer?

R La necesidad de revalorizar el papel de la mujer en la Iglesia. Pero sobre todo quiere apostar por la familia, por la paz y por esas mujeres que tienen aspiraciones profesionales y que quieren cambiar el mundo.

P ¿Ve a las mujeres diciendo misa?

R Eso es centrar el liderazgo en una visión de poder. El sacerdocio no es un camino de desarrollo de la dignidad o de poder. Los curas están para servir a los laicos. Forma parte del ADN de la Iglesia que los sacerdotes sean hombres como Jesucristo. Es una cuestión de fe y no hay nada que cambiar.

P ¿Qué lección cree usted que nos está dejando esta pandemia?

R Nuestra condición común de reclusos urbanos sin control alguno sobre nuestros destinos ha evidenciado lo que realmente somos. Nos ha parado el tiempo para que dirijamos la mirada hacia lo esencial, que es la gente que queremos.

P ¿No ha habido mucho amor con los ancianos que han fallecido en las residencias de mayores, muchas de ellas gestionadas por órdenes religiosas.

R Eso demuestra que no estábamos centrándonos en las personas. Hemos sentido todos el dolor por la pérdida de esos ancianos y ahora valoramos más la vida y a todas esas personas, como los sanitarios, que han reaccionado con mucha generosidad.

P ¿Debemos esperar un milagro o tenemos que conformarnos con la ciencia para acabar con la pandemia?

R Yo creo en los milagros y creo que va todo de la mano. Tenemos que poner todos los avances científicos en esta lucha, pero siempre confiando en Dios. El hombre puede vivir con toda dignidad arrodillado ante Dios. No hay que temer porque el temor paraliza.

P ¿Ha castigado más el coronavirus a las mujeres que los hombres?

R Sí porque en la casa toda la carga ha vuelto a recaer sobre los hombros de la mujer.

P ¿No cree entonces que es hora de que los hombres asuman de una vez que tienen una posición de privilegio que habría que equilibrar en beneficio de la familia?

R Exacto, los hombres deberían darse cuenta de que la familia es de todos y que existe la corresponsabilidad. Hombres y mujeres están abocados a contribuir juntos al avance del saber y a cuidar y proteger la dignidad de las personas luchando por el respeto del ser humano y de sus derechos.

P ¿Qué opina usted de las teorías que proclaman que el sexo es un mero constructo social que uno puede adoptar con independencia de haber nacido hombre o mujer?

R La neurociencia y la biología nos dicen ya que hay dos tipos de cerebros: uno de hombre y otro de la mujer, que nos hacen percibir el mundo y la vida de manera diferente. Creo firmemente que el cableado masculino y el femenino son diferentes.

P Usted cree que la mujer está mejor «cableada» para cuidar a hijos y ancianos.

R Es una tarea que podemos hacer todos, pero la mujer tiene ya muchos siglos de trabajo en este campo y es una experta.

P Pero quizá va siendo hora de cambiar las cosas...

R Absolutamente y ese es el mensaje del Papa Francisco, el de desechar una sociedad de descarte para apostar por una sociedad del cuidado entre todos.

P La pandemia ha aflorado también la lacra de la violencia machista. ¿Está en el «cableado» del hombre maltratar a la mujer?

R Que en la familia haya tanta violencia es algo que interpela a todos: a los gobiernos, a la educación y a las personas. Esta es una de las prioridades que tenemos en la Obra: fomentar hogares de paz a través del respeto a las personas. Y eso comienza por la educación de los más pequeños.

P ¿Son las nuevas tecnologías una herramienta eficaz para hablar con Dios?

R Desde luego que sí. Facilitan el contacto con otras personas y Dios es una persona. Podemos hablar con Dios en todas las partes, en una Iglesia está presente, pero a Dios lo encontramos en nuestro corazón.

"No cambiamos la educación diferenciada por sexos porque es un modelo que funciona"

P Se ha criticado su modelo de educación diferenciada, ¿es este un modelo adecuado para formar a ambos sexos en igualdad?

R Queremos fomentar la igualdad independientemente del modelo educativo que haya. Creo que se oye hablar mucho de esos colegios pero no de toda la gente de la Obra que trabaja en todo tipo de escuelas: publicas, privadas y técnicas que son mixtas. Yo pasé por la escuela pública y la privada y estoy muy comprometida en la lucha por la igualdad y muy orgullosa de mi recorrido académico y de mi colegio murciano Nelva que era de chicas. Cosa que no me ha impedido desenvolverme con naturalidad en la sociedad.

P ¿Entonces por qué tanta reticencia a cambiarlo?

R Porque es un modelo que funciona. En la Obra estamos a impulsar que todo aquel que se apasiona por la educación y se implique en la publica, en la privada y en el campo que quiera y en mi libro hay mujeres que han dejado su talento y su profesión y empeñado su dinero para dar educación a huérfanos, ricos y pobres, casi todos mixtos. Me da pena esta discusión, mi sueño es que sumemos todos y este modelo que contribuye a la diversidad social.

P ¿Qué comportamientos han alejado a la mujer de la Iglesia?

R Por desgracia algunos hechos han puesto en evidencia algo que ya se ha dicho, que somos pecadores, frágiles y cometemos errores. El papa Francisco ha servido de faro en esto. Él nos recuerda que donde hay más pecado hay que practicar más la misericordia. Yo he sido testigo en Roma de como gente que estaba alejadísima de la Iglesia ha vuelto a ella por ese perdón, cercanía y humanidad del papa. Una ve los defectos de la Iglesia y se horroriza, pero la grandeza de la Iglesia es sobrenatural. Gracias al papa ha brillado más la verdad que los defectos y abusos que haya cometido la Iglesia.

P ¿Cree que hay estereotipos en la Biblia que dejan a la mujer en mal lugar?

REl cristianismo no es una religión de un libro sino de una persona que es Jesucristo y él trató a mujeres y hombres en igualdad, de un modo novedoso e inusual en su época. Es posible que durante la historia no hayamos manifestado esto con la suficiente gravedad pero hoy el convencimiento es total. Los laicos deben ser en la Iglesia los que brillen y la mujer no va a quedar relegada porque ha tomado conciencia de su valor.