Dice Paco Morote que en la Región de Murcia «está cayendo la tormenta perfecta para ocupar». «Somos -continúa el portavoz de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca en la Región de Murcia- la tercera comunidad autónoma con los salarios más bajos, el alquiler no para de subir [hasta un 40% en los últimos cinco años] y tenemos un parque de vivienda pública prácticamente insignificante. Además, con la pandemia del coronavirus, las casas se han convertido en el único bien social para muchas familias».

En lo que va de año, se han registrado en Murcia 176 denuncias por ocupación de viviendas, un 20% más que a estas alturas de 2019. Al mismo tiempo, en el primer trimestre del año pasado se ejecutaron en la Región 417 desahucios. En los tres primeros meses de 2020, la cifra aumentó un 20%: se desalojó a 503 familias.

El sociólogo y trabajador social Miguel Ángel Alzamora explica que se trata de un fenómeno «disperso» en la Región, aunque se concentra en las zonas más humildes: La Paz, Barriomar, La Fama o El Palmar. Alzamora cree que se está construyendo un problema: «Es una estrategia política para desviar la atención de las verdaderas causas de la crisis que se avecina, tenemos un problema de vivienda, no de ocupación».

Según Morote, «el clima mediático que se ha creado con respecto a la ocupación» es tramposo: del total de denuncias por ocupación, el 0,8% han sido interpuestas por personas físicas. El resto, por personas jurídicas. «Eso quiere decir que prácticamente la totalidad de las ocupaciones se hacen a casas que pertenecen a bancos, casi nunca se ocupan segundas viviendas, y ahora se está convirtiendo esa excepción en una generalidad. En Murcia tenemos desde hace más de 20 años problemas de chabolismo vertical [ocupación de edificios a medio construir], que ahora han registrado repuntes, y el Gobierno regional nunca ha sido capaz de gestionarlo», explica Alzamora.

«Los bancos y los fondos de inversión -cuenta Morote- suelen comprar viviendas desahuciadas y ni siquiera anuncian que esa casa se alquila.

De hecho, las mantienen cerradas para jugar al juego de la oferta y la demanda, esperan a que suban aún más los alquileres y entonces las abren. En los bancos son muy conscientes de que el negocio de las hipotecas ya no va a ser el que fue en su momento y están intentando abrir un nuevo mercado y sacar rédito económico de esta situación».

Lista de espera

«Hay que entender que nadie ocupa por no pagar un alquiler», aclara Morote, que vuelve a poner el foco en el parque de vivienda de la Región de Murcia.

Mientras la media española sitúa el porcentaje de vivienda social con respecto al total en un 2% -muy lejos del 20% que registran países como Inglaterra o Francia-, en Murcia ronda el 0,36%.

«A eso hay que sumarle -continúa- que las listas de demandantes de vivienda social en lista de espera que no obtienen de la Administración ningún tipo de respuesta van de 1.000 a 1.200 en la Región, porque muchos se cansan y se acaban desatendiendo de la lista».

Alzamora desmiente el estereotipo: «Lejos de la imagen que se suele tener de la gente que ocupa, se están viendo abocados a esta situación muchos jóvenes que están ingresando en el mundo laboral y no pueden pagar un alquiler en Murcia o familias quejuntan dos o tres generaciones viviendo en 40 metros cuadrados. De hecho, hay familias que suelen preguntar si sabemos de alguna casa que se pueda ocupar, porque no tienen otra opción».

En el censo habitacional de 2011 se registraron 129.000 inmuebles vacíos en toda la Región. Los especialistas prevén que la cifra ascenderá en el de 2021. «Podemos hablar de un desprecio y de un abandono desde la Administración hacia lo social, un aspecto que claramente pretenden privatizar por completo», concluye Alzamora. Morote opina igual: «El Gobierno regional debería estar para ayudar a los más desfavorecidos. En lugar de eso, los está criminalizando y construyendo de la nada una amenaza».