El sector del ocio infantil sigue en caída libre y, hasta ahora, sin nadie que lo salve de un impacto económico sin precedentes derivado de la crisis sanitaria por la covid-19. Una vez concluida la época estival, este año sin ferias de atracciones, las cerca de 200 familias que dependen de este trabajo en la Región temen seguir parados durante varios meses más. «Lo único que se ha llegado a montar este verano en las zonas de playa y demás ha supuesto un 20% del número total de atracciones que tenemos los feriantes. Además, la afluencia de público ha sido mínima», lamenta Francisco Javier Fernández, presidente de la Asociación de Feriantes de Murcia, quien añade que hasta ahora no se ha llegado ni a una cuarta parte de la recaudación que solían tener.

Fernández tiene claro que si las administraciones, «sobre todo la Comunidad», no ponen de su parte, tienen «muy difícil» sobrevivir. «Lo que pedimos son ayudas para nuestro sector, porque hay atracciones que ya llevan paradas casi un año, y los gastos son los mismos. Las atracciones las tenemos dentro de nuestras naves, pagando impuestos de circulación y demás seguros. Los ingresos son cero».

Con el coronavirus, las fiestas de los distintos rincones de la Región no han sido las mismas estos meses. «Nosotros somos parte de los actos festivos que contratan los distintos ayuntamientos, y si no hay fiestas, nosotros tampoco trabajamos», según el presidente de los feriantes murcianos.

Como posible solución en los próximos meses, Fernández resalta la posibilidad de que los propios feriantes organicen un 'parque', pero para ello tienen que cumplir «una serie de normas y requisitos» que les ha pillado este año «en fuera de juego».

«Nuestro problema, realmente, es el mismo que tiene el resto de los sectores: el cómo se comportará la gente. Nosotros siempre hemos demostrado que nuestra forma de trabajar es fiable y con medidas seguras», puntualiza Fernández.

Obligados a reinventarse

Otra parte de los negocios del sector que sigue sin levantar cabeza son los parques infantiles de bolas. Las últimas restricciones impuestas por el Gobierno regional, como la limitación de las reuniones a seis personas no convivientes, han puesto la puntilla a estos locales. Mª Carmen Ruiz, propietaria de El Planeta de Julia, en Murcia, asegura que este mes estaba previsto volver a poner en marcha su actividad con la celebración de actos como comuniones que se habían aplazado.

Nicolás afirma que hay locales que se han planteado ofrecer aulas u otras zonas para facilitar la bajada de las ratios en las clases, así como 'transformar' el espacio en ludoteca durante los días que los niños no vayan al colegio. «Durante el verano intentamos impulsar escuelas de verano, pero no funcionaron porque la gente seguía teniendo miedo. En mi caso, estoy intentando lanzar una serie de talleres para adultos y niños».

Otros de estos centros, como el de Acho Park, en Cartagena, no han vuelto a abrir sus puertas desde marzo. Ginesa García, su propietaria, apunta que, al no haber una medida específica para aplicar en su sector, no ha abierto al entender que «la última responsabilidad en caso de que sucediese algo» sería suya.

Como consecuencia del «desamparo» que sufren estos negocios, cerca de cuarenta de ellos han unido sus fuerzas para crear la asociación Acoimur (Asociación de centros de ocio infantil en la Región) y cuyo presidente es Pedro Ortuño, gerente de Pequeland Lorca, un centro que abrió hace un año y que cuenta con 1.500 metros cuadrados: «Teníamos más de cuatro celebraciones diarias y trabajaban siete personas. Con el estado de alarma, todo se cerró, los trabajadores fueron a ERTE y no hubo ingresos».

La asociación ha hecho llegar estos días a la Consejería de Salud su propio protocolo de seguridad e higiene para poder reabrir: «Qué mejor sitio donde hacer las celebraciones o donde los niños socialicen y vuelvan a jugar que en un sitio controlado como es un centro infantil», finaliza Ortuño.