Empresarios de locales de ocio nocturno de la Región buscan una salida a la crisis por la que atraviesan actualmente, dado que la situación se les complica incluso más de lo que estaba con las últimas restricciones, que tienen como fin frenar los contagios de coronavirus. Y lo que están haciendo decenas de ellos es cambiar la actual licencia de sus establecimientos por la de bares y restaurantes. Con esta nueva medida esperan poder abrir siguiendo las normas: pueden solicitar una licencia de bar y restaurante y anular la que tienen concedida actualmente. Podrían, de este modo, mantener el servicio de cafetería, aunque sin música, en el horario establecido para el resto de bares y restaurantes de la comunidad. Para estos, el cierre está estipulado a la una de la madrugada y no pueden entrar clientes a partir de la medianoche.

Eso sí, hasta que soliciten oficialmente el cambio de licencia, si es que cada Ayuntamiento lo permite, deben permanecer cerrados, como indica la norma.

Decenas de establecimientos de la Región se han interesado por este 'truco', del todo legal. En Molina de Segura, por ejemplo, el dueño de un local ya ha pedido oficialmente el cambio a cafetería, mientras que otro que tiene dos licencias, de café y de bar de copas, ha solicitado que la segunda sea anulada, explica un portavoz del Consistorio molinense.

No obstante, son los establecimientos de las localidades costeras los más interesados en llevar a cabo esta triquiñuela, dado que, en agosto, multiplican su población por los veraneantes. En el caso de la localidad costera de San Pedro del Pinatar, dos pubs han solicitado formalmente que se les cambie la licencia y, a la vez, hay varios establecimientos de ocio nocturno más interesados, indican desde este Ayuntamiento. También hay uno en Mazarrón, confirma su Consistorio.

En San Javier, «ha habido algún caso interesándose por el cambio, pero nadie lo ha solicitado oficialmente» por el momento, apuntan fuentes municipales. En el municipio de Águilas, sin embargo, no consta ninguno, según los datos que maneja el Ayuntamiento.

En otras ciudades de España, son los propios consistorios los que han lanzado la propuesta al sector. Es el caso de Mérida, donde el Ayuntamiento ha ofrecido a los empresarios de ocio nocturno de la ciudad cambiar la licencia por la de bares y restaurantes y, de esta manera, abrir siguiendo la resolución de la Junta de Extremadura, con las condiciones impuestas a esos establecimientos.

En los principales municipios de la Región, Murcia y Cartagena, no hay, de momento, solicitudes formales para el cambio de licencia, manifiestan desde los respectivos Consistorios.

Preguntado por esta cuestión, Antonio Navarro Corchón, concejal de Desarrollo Sostenible y Huerta de Murcia, manifiesta que «no se trata de dar o no facilidades, se trata de cumplir la normativa». Apunta que «la situación ahora mismo es sanitaria» y recuerda que «cualquier solicitante de cualquier tipo de licencia va a tener lo mismos derechos que cualquier otro».

De esta forma, si el local en cuestión que pide el cambio de actividad «se adapta a otros usos diferentes, no tiene ningún problema desde el punto de vista técnico y urbanístico», opina el edil. «Es como cualquiera que solicite una licencia de cafetería: se le da siempre y cuando cumpla con todos los requisitos», subraya.

Navarro Corchón recuerda que «estamos en un momento en el que el distanciamiento social y la separación se tienen que cumplir» para frenar los contagios, que se están disparando no solo en la Región, sino en toda España.

Los trámites son desesperantes

En el caso de Cartagena, «solo ha habido una consulta, no una petición», indican desde la Alcaldía, y añaden que «los trámites para el cambio de actividad requieren de una tramitación que dura de tres a cinco meses».

Algo de lo que se quejan hosteleros de la zona: los trámites son demasiado lentos y a ellos, sin abrir ya, les urge comer todos los meses. Además, cuando acabe la pandemia, las discotecas, en el caso de haberse reconvertido en cafeterías, presumiblemente solicitarán volver a lo que eran en su origen, algo que volvería a acarrear mucha burocracia.