Una marca que permita distinguir los productos que proceden de cultivos compatibles con la conservación del Mar Menor. Esta es la medida que pone sobre la mesa el Pacto por el Mar Menor para aunar la recuperación de la laguna salada con la agricultura sostenible. Lo hace en un comunicado en el que contesta a una campaña publicitaria de la Fundación Ingenio que tenía como lema «La solución no es destruir la agricultura».

La organización ecologista considera que «una actuación alternativa de estas empresas que sin duda les aportaría una ventaja competitiva podría ser la de realizar actuaciones más ambiciosas a las que obliga la nueva Ley de Protección del Mar menor». En el comunicado proponen la creación de la etiqueta Mar Menor Friendly para incentivar a la población a comprar productos compatibles con la recuperación de la laguna. Pacto por el Mar Menor llega incluso a proponer un logotipo para la marca: «Seguro que incluiría una imagen del famoso y en claro peligro de extinción caballito de mar», exponen.

Fundación ingenio es una agrupación de empresas de agricultura del Campo de Cartagena y municipios del entorno del Mar Menor. Hace un mes publicó una campaña publicitaria en la que exponen sus reticencias sobre la Ley de Protección del Mar Menor aprobada el 22 de julio.

Criticas a la campaña

«¿Te imaginas un gazpacho sin las verduras que provienen del Campo de Cartagena? ¿Qué sería de las marineras murcianas sin los vegetales que las acompañan? ¿Qué llevará el potito de los niños sin las verduras de nuestra huerta?», se pregunta la Fundación Ingenio en su campaña.

Como respuesta a esta publicidad, Pacto Por el Mar Menor realiza en su comunicado un repaso al peso económico de la agricultura de la zona en el PIB regional, los puestos de trabajo o la renta por persona ocupada en el sector.

Concluyen que aunque la agricultura genera una parte importante del empleo de la Región, el mismo es «muy poco cualificado y con rentas muy bajas». En concreto, detalla el escrito, «la que se produce en el Campo de Cartagena y en los municipios ribereños del Mar Menor pone en riesgo la sostenibilidad económica de actividades mucho más importantes en términos de ingreso, como el turismo y sus sectores asociados».

Por último, lanzan un mensaje a la Fundación Ingenio: «Una amenaza puede convertirse también en una oportunidad, siempre que se pueda gestionar adecuadamente».